El creciente arribo de viajeros procedentes de Estados Unidos a Cuba, a pesar de las restricciones impuestas por Washington, deja entrever que la mayor de las Antillas está a punto de tomar la delantera en toda la región caribeña.
Ni los cálculos más optimistas luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, anunciado el 17 de diciembre pasado por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, permitían pensar en tan voraz apetito de viajeros norteamericanos por la Isla. Reseña Leonel Nodal en el sitio web de Radio habana Cuba.
Sorprendente es poco. Según cifras confiables facilitadas a Excelencias News Cuba por el profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, José Luis Perelló-Cabrera, del 1 de enero al 2 de septiembre llegaron a Cuba 100 703 ciudadanos de Estados Unidos.
Hay que subrayar que estos más de cien mil viajeros llegaron después de acogerse al programa llamado de “contactos pueblo a pueblo” establecido por la Casa Blanca para una docena de categorías autorizadas, que son controladas por el Departamento del Tesoro.
En otras palabras, no son exactamente turistas libres de desembarcar de un avión o un ferry en la isla antillana, tomar un taxi e irse a un hotel de ciudad o un resort de playa y tirarse en la arena, bañarse en las cálidas aguas caribeñas y disfrutar a su antojo de todas sus ofertas.
A pesar de todo, ya son más de 100 000 norteamericanos que llegan a Cuba este año, empujados por la voluntad de ser los primeros en ver con sus propios ojos todo lo que se dijo de la Isla prohibida a lo largo de más de medio siglo.
El embullo de los estadounidenses parece contagioso. En el resto de los países el deshielo entre Washington y La Habana opera como un motor impulsor que permite exclamar a muchos: “Vamos que ya no hay problemas”.
La propaganda hostil de Estados Unidos hacia Cuba, que tendía una sombra de sospecha sobre una simple visita a la Isla, el paso por uno de sus aeropuertos o un sello de visado cubano en su pasaporte quedó atrás de un golpe.
Es evidente que la persecución a los bancos y empresas que negociaran con la Isla, incluyendo las turísticas, mantenía frenado el flujo de visitantes, que ahora corre como un torrente imparable por la corriente del Golfo.
Los datos compilados por el profesor Perelló atestiguan la llegada de un total de dos millones 441 mil 726 visitantes de enero hasta el 2 de septiembre, 17,3 por ciento más que en igual período de 2014.
Esto permite calcular que pronto se cruzará la marca de 2,5 millones y será muy probable pasar los tres millones.
Hay que aclarar que en esas cifras no están incluidos los ciudadanos cubanos residentes en Estados Unidos, que sumaron 196 mil 093, en igual lapso.
Analistas de la industria del ocio afirmaron esta semana que de hecho ya la Isla superó a República Dominicana, principal potencia turística del Caribe – si se excluye la cifra de los turistas de Estados Unidos, que todavía no fluyen libremente a Cuba.
El ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, dijo el martes último que esa industria vital para el desarrollo de Cuba crece a un ritmo de 17 por ciento en lo que va de año, gracias al favorable comportamiento de los principales mercados emisores de visitantes.
Entre los países que más turistas aportan a la mayor de las Antillas, enumeró a Canadá, el Reino Unido, España, México, Francia e Italia.
Marrero reveló esas cifras en el acto inaugural de una nueva sede de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, instalada en un antiguo y elegante palacio de la época republicana, restaurado y acondicionado con todos los requerimientos de un centro del más alto nivel.
En sus palabras admitió que el deshielo entre La Habana y Washington influyó en el crecimiento de visitantes y hace más necesaria la calificación de una fuerza laboral para una industria cada día más exigente de profesionalidad.
También mencionó los esfuerzos que hace la nación por mejorar la oferta en los polos más importantes de este destino caribeño, incluyendo la capital que ejerce una especial seducción en los turistas, en particular las áreas restauradas en el Centro Histórico de la ciudad.
Eso se nota también en la visible ansiedad de compañías de cruceros de lujo y los económicos ferrys, a los que se suman las principales líneas aéreas, impacientes por establecer vuelos regulares o, en el caso de las navieras, empezar a atracar en los principales puertos del país.
Incluso los posibles obstáculos por la falta de instalaciones aptas para el atraque de los mayores cruceros son vistos como una oportunidad de nuevos negocios e inversiones.
Según trascendidos, la empresa United Caribbean Lines, que opera la naviera MSC, una de las autorizadas por el Departamento del Tesoro para iniciar viajes regulares a la Isla, ha hecho propuestas para invertir en facilidades temporales en Cuba, a fin de iniciar los viajes en 2016.
Por otra parte, gobiernos y empresarios europeos y latinoamericanos suman esfuerzos en una competencia cada vez más abierta y feroz por plantar con firmeza en el prometedor mercado cubano dada su privilegiada posición geográfica, como potencial nudo comercial regional.
Las recientes visitas del canciller de Chile, acompañado de una delegación empresarial, y del ministro de Turismo de México, en los mismos días, puso de relieve el empeño de unos y otros en ofertar sus productos, emprender negocios y aprovechar la más mínima ventaja comparativa.
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, visita La Habana esta semana y lo hace con una abultada cartera de negocios, nada ajena a un antigua y rentable conexión, ejemplificada por la preeminencia de Copa Airlines como principal puente de salida hacia el exterior y la potencia proveedora de la Zona Libre de Colón.
España se empeña en conservar a toda costa su presencia de larga data, los vínculos históricos y culturales, pero las principales potencias europeas no se quedan atrás: Francia despachó al presidente Francois Hollande, en tanto Alemania y Bélgica enviaron a su ministro de Relaciones Exteriores.
Hay que correr –parecen decirse- antes de que lleguen los norteamericanos. Hasta el controversial y conservador pre candidato a la presidencia Donald Trump ve ahora con buenos ojos la apertura hacia Cuba y hasta el fin del bloqueo económico de más de 50 años en vigor.
El conservador Daily Caller de Washington D.C. le preguntó el pasado lunes su opinión sobre el deshielo en las relaciones EEUU-Cuba en términos precisos: “¿Cree usted que es una buena política, o está usted en contra de la apertura de EEUU hacia Cuba?”. Sin pensarlo dos veces respondió: “Creo que está bien”.
Los analistas subrayaron que el principal aspirante a la nominación para la candidatura republicana a la presidencia en el 2016 es el segundo contendiente de esa tendencia en apoyar la política de Obama hacia Cuba, después del senador de Kentucky Rand Paul.
Por eso los competidores corren. Al respecto se recuerda que un sondeo del Centro de Investigaciones Pew divulgado en julio concluyó que el 56 por ciento de los republicanos estaban a favor de la política de Obama con respecto a Cuba, y el 59 por ciento a favor de eliminar el embargo, como denominan al bloqueo económico, comercial y financiero.
Esa es la previsión que manejan quienes pretenden anticiparse al torrente de turistas y hombres de negocios que llegarán entonces a Cuba, a disfrutar de sus playas y explorar las oportunidades de comercio e inversión.
(Tomado de Excelencias News Cuba)
Ni los cálculos más optimistas luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, anunciado el 17 de diciembre pasado por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, permitían pensar en tan voraz apetito de viajeros norteamericanos por la Isla. Reseña Leonel Nodal en el sitio web de Radio habana Cuba.
Sorprendente es poco. Según cifras confiables facilitadas a Excelencias News Cuba por el profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, José Luis Perelló-Cabrera, del 1 de enero al 2 de septiembre llegaron a Cuba 100 703 ciudadanos de Estados Unidos.
Hay que subrayar que estos más de cien mil viajeros llegaron después de acogerse al programa llamado de “contactos pueblo a pueblo” establecido por la Casa Blanca para una docena de categorías autorizadas, que son controladas por el Departamento del Tesoro.
En otras palabras, no son exactamente turistas libres de desembarcar de un avión o un ferry en la isla antillana, tomar un taxi e irse a un hotel de ciudad o un resort de playa y tirarse en la arena, bañarse en las cálidas aguas caribeñas y disfrutar a su antojo de todas sus ofertas.
A pesar de todo, ya son más de 100 000 norteamericanos que llegan a Cuba este año, empujados por la voluntad de ser los primeros en ver con sus propios ojos todo lo que se dijo de la Isla prohibida a lo largo de más de medio siglo.
El embullo de los estadounidenses parece contagioso. En el resto de los países el deshielo entre Washington y La Habana opera como un motor impulsor que permite exclamar a muchos: “Vamos que ya no hay problemas”.
La propaganda hostil de Estados Unidos hacia Cuba, que tendía una sombra de sospecha sobre una simple visita a la Isla, el paso por uno de sus aeropuertos o un sello de visado cubano en su pasaporte quedó atrás de un golpe.
Es evidente que la persecución a los bancos y empresas que negociaran con la Isla, incluyendo las turísticas, mantenía frenado el flujo de visitantes, que ahora corre como un torrente imparable por la corriente del Golfo.
Los datos compilados por el profesor Perelló atestiguan la llegada de un total de dos millones 441 mil 726 visitantes de enero hasta el 2 de septiembre, 17,3 por ciento más que en igual período de 2014.
Esto permite calcular que pronto se cruzará la marca de 2,5 millones y será muy probable pasar los tres millones.
Hay que aclarar que en esas cifras no están incluidos los ciudadanos cubanos residentes en Estados Unidos, que sumaron 196 mil 093, en igual lapso.
Analistas de la industria del ocio afirmaron esta semana que de hecho ya la Isla superó a República Dominicana, principal potencia turística del Caribe – si se excluye la cifra de los turistas de Estados Unidos, que todavía no fluyen libremente a Cuba.
El ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, dijo el martes último que esa industria vital para el desarrollo de Cuba crece a un ritmo de 17 por ciento en lo que va de año, gracias al favorable comportamiento de los principales mercados emisores de visitantes.
Entre los países que más turistas aportan a la mayor de las Antillas, enumeró a Canadá, el Reino Unido, España, México, Francia e Italia.
Marrero reveló esas cifras en el acto inaugural de una nueva sede de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, instalada en un antiguo y elegante palacio de la época republicana, restaurado y acondicionado con todos los requerimientos de un centro del más alto nivel.
En sus palabras admitió que el deshielo entre La Habana y Washington influyó en el crecimiento de visitantes y hace más necesaria la calificación de una fuerza laboral para una industria cada día más exigente de profesionalidad.
También mencionó los esfuerzos que hace la nación por mejorar la oferta en los polos más importantes de este destino caribeño, incluyendo la capital que ejerce una especial seducción en los turistas, en particular las áreas restauradas en el Centro Histórico de la ciudad.
Eso se nota también en la visible ansiedad de compañías de cruceros de lujo y los económicos ferrys, a los que se suman las principales líneas aéreas, impacientes por establecer vuelos regulares o, en el caso de las navieras, empezar a atracar en los principales puertos del país.
Incluso los posibles obstáculos por la falta de instalaciones aptas para el atraque de los mayores cruceros son vistos como una oportunidad de nuevos negocios e inversiones.
Según trascendidos, la empresa United Caribbean Lines, que opera la naviera MSC, una de las autorizadas por el Departamento del Tesoro para iniciar viajes regulares a la Isla, ha hecho propuestas para invertir en facilidades temporales en Cuba, a fin de iniciar los viajes en 2016.
Por otra parte, gobiernos y empresarios europeos y latinoamericanos suman esfuerzos en una competencia cada vez más abierta y feroz por plantar con firmeza en el prometedor mercado cubano dada su privilegiada posición geográfica, como potencial nudo comercial regional.
Las recientes visitas del canciller de Chile, acompañado de una delegación empresarial, y del ministro de Turismo de México, en los mismos días, puso de relieve el empeño de unos y otros en ofertar sus productos, emprender negocios y aprovechar la más mínima ventaja comparativa.
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, visita La Habana esta semana y lo hace con una abultada cartera de negocios, nada ajena a un antigua y rentable conexión, ejemplificada por la preeminencia de Copa Airlines como principal puente de salida hacia el exterior y la potencia proveedora de la Zona Libre de Colón.
España se empeña en conservar a toda costa su presencia de larga data, los vínculos históricos y culturales, pero las principales potencias europeas no se quedan atrás: Francia despachó al presidente Francois Hollande, en tanto Alemania y Bélgica enviaron a su ministro de Relaciones Exteriores.
Hay que correr –parecen decirse- antes de que lleguen los norteamericanos. Hasta el controversial y conservador pre candidato a la presidencia Donald Trump ve ahora con buenos ojos la apertura hacia Cuba y hasta el fin del bloqueo económico de más de 50 años en vigor.
El conservador Daily Caller de Washington D.C. le preguntó el pasado lunes su opinión sobre el deshielo en las relaciones EEUU-Cuba en términos precisos: “¿Cree usted que es una buena política, o está usted en contra de la apertura de EEUU hacia Cuba?”. Sin pensarlo dos veces respondió: “Creo que está bien”.
Los analistas subrayaron que el principal aspirante a la nominación para la candidatura republicana a la presidencia en el 2016 es el segundo contendiente de esa tendencia en apoyar la política de Obama hacia Cuba, después del senador de Kentucky Rand Paul.
Por eso los competidores corren. Al respecto se recuerda que un sondeo del Centro de Investigaciones Pew divulgado en julio concluyó que el 56 por ciento de los republicanos estaban a favor de la política de Obama con respecto a Cuba, y el 59 por ciento a favor de eliminar el embargo, como denominan al bloqueo económico, comercial y financiero.
Esa es la previsión que manejan quienes pretenden anticiparse al torrente de turistas y hombres de negocios que llegarán entonces a Cuba, a disfrutar de sus playas y explorar las oportunidades de comercio e inversión.
(Tomado de Excelencias News Cuba)
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