Las tesis de grado constituyen el último trabajo que separa al estudiante del profesional. Su realización causa contradicciones, sinsabores, alegrías y aciertos, matizados siempre por el tema y la utilidad que pueda tener en el contexto de la Cuba de hoy.
La elaboración de una tesis es una de las etapas más importantes para cualquier estudiante universitario pues constituye un proceso investigativo exigente y riguroso que pone punto final a una carrera de cinco años. Además casi siempre profundiza en un tema de interés al que aporta novedad o crítica desde métodos científicos.
La selección del tema marca el primer reto, luego sigue la asignación del tutor y a partir de ahí no cesa el trabajo hasta la discusión final. Vendrán meses de interminable labor, búsqueda bibliográfica, entrevistas a expertos, encuestas especializadas, cotejo de datos y consultas en Internet.
La selección de un buen tutor, conocedor del tema que abordará la tesis y además comprometido 100% con el ejercicio académico de su estudiante garantizan parte del éxito. A esto se une el interés del estudiante y el apoyo que reciba de la familia en la consecución de su objetivo.
Otro elemento a tener en cuenta es la pertinencia del tema, pues a veces se escogen líneas investigativas carentes de retos y atractivos que no aportan mucho a la solución de problemáticas. No se trata de improvisar o salir de paso con cualquier asunto sino de un ejercicio académico serio y responsable encaminado a dar respuesta a una demanda social.
Por otra parte, y a nuestro juicio lo más grave en este asunto de tesis, es el olvido que sufren la inmensa mayoría de los trabajos. Luego de su minuto de gloria frente a un tribunal de catedráticos quedan en un estante o computadora, obligados al destierro, para nunca más ser visualizados. Y en muchos casos se trata de propuestas con cuestionamientos y soluciones interesantes. Y esto pasa cada año con cientos de tesis en opción a títulos de licenciados, másteres y doctores.
Por eso no podemos darnos el lujo de potenciar desde las academias cierres de papel que sólo estén encaminados a cumplir un compromiso para luego dejar vacíos intelectuales. Más vale estudios profundos, pertinentes y atemperados a nuestra realidad que muevan el interés y la inercia de muchos para luego aplicarlos de manera efectiva en los diferentes contextos de la sociedad cubana.
(Por: Eliane Táboas Merino)(12/5/2015)
La elaboración de una tesis es una de las etapas más importantes para cualquier estudiante universitario pues constituye un proceso investigativo exigente y riguroso que pone punto final a una carrera de cinco años. Además casi siempre profundiza en un tema de interés al que aporta novedad o crítica desde métodos científicos.
La selección del tema marca el primer reto, luego sigue la asignación del tutor y a partir de ahí no cesa el trabajo hasta la discusión final. Vendrán meses de interminable labor, búsqueda bibliográfica, entrevistas a expertos, encuestas especializadas, cotejo de datos y consultas en Internet.
La selección de un buen tutor, conocedor del tema que abordará la tesis y además comprometido 100% con el ejercicio académico de su estudiante garantizan parte del éxito. A esto se une el interés del estudiante y el apoyo que reciba de la familia en la consecución de su objetivo.
Otro elemento a tener en cuenta es la pertinencia del tema, pues a veces se escogen líneas investigativas carentes de retos y atractivos que no aportan mucho a la solución de problemáticas. No se trata de improvisar o salir de paso con cualquier asunto sino de un ejercicio académico serio y responsable encaminado a dar respuesta a una demanda social.
Por otra parte, y a nuestro juicio lo más grave en este asunto de tesis, es el olvido que sufren la inmensa mayoría de los trabajos. Luego de su minuto de gloria frente a un tribunal de catedráticos quedan en un estante o computadora, obligados al destierro, para nunca más ser visualizados. Y en muchos casos se trata de propuestas con cuestionamientos y soluciones interesantes. Y esto pasa cada año con cientos de tesis en opción a títulos de licenciados, másteres y doctores.
Por eso no podemos darnos el lujo de potenciar desde las academias cierres de papel que sólo estén encaminados a cumplir un compromiso para luego dejar vacíos intelectuales. Más vale estudios profundos, pertinentes y atemperados a nuestra realidad que muevan el interés y la inercia de muchos para luego aplicarlos de manera efectiva en los diferentes contextos de la sociedad cubana.
(Por: Eliane Táboas Merino)(12/5/2015)
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