Roberto Pérez Betancourt
Las conversaciones entre representantes de Cuba y Estados Unidos continúan en un marco de respeto mutuo, de acuerdo con pronunciamientos oficiales, y son posibles gracias a la nueva época que vive nuestra región, aunque surgen preguntas elementales para las cuales todavía no hay respuestas.
Los diálogos prosiguen aunque el respaldo irrestricto del pueblo y el gobierno cubanos a Venezuela, en el diferendo con la nación norteña, no sea del agrado de funcionarios estadounidenses, de acuerdo con reportes internacionales de prensa.
En relación con este asunto, recordemos palabras pronunciadas por el presidente Raúl Castro en la tercera Cumbre de la Celac, el 28 de enero de este año. Cito: “Expresamos enérgica condena a las inaceptables e injustificadas sanciones unilaterales impuestas a la República Bolivariana de Venezuela y a la continuada intervención externa dirigida a crear un clima de inestabilidad en esa hermana nación. Cuba, que conoce todas esas historias profundamente por haberlas padecido durante más de 50 años, reitera su más firme respaldo a la Revolución Bolivariana y al Gobierno legítimo conducido por el presidente Nicolás Maduro Moros”. Fin de la cita.
La posición de Cuba, fiel a sus principios, no le impide participar en los diálogo abiertos con Estados Unidos en temas variados, incluso derechos humanos, telecomunicaciones y otros de interés mutuo, en tanto se espera que el gobierno de Obama acabe de resolver obstáculos objetivos para el allanamiento de las dificultades que persisten para el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Todo esto sucede en un contexto en el que inclusive todavía la representación cubana en Washington no cuenta con un banco que tramite sus operaciones financieras, por las restricciones que le han sido impuestas.
Increíblemente, el Departamento del Tesoro continúa multando a entidades financieras internacionales por el supuesto delito de mantener negocios con Cuba.
Aunque la derogación de esas prácticas arbitrarias necesita de un protocolo burocrático lento, en realidad uno se pregunta: ¿cómo es posible avanzar en el establecimiento de un régimen de paridad diplomática y ampliar relaciones económicas sin acabar de resolver los elementales obstáculos citados antes?
La respuesta más sabia halla consuelo en términos de paciencia, pero sin ceder ni un tantito así, como diría Che.(TVY)(09/04/15)
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