Con solo nueve años de edad, José Martí, el Héroe Nacional de Cuba, vivió en la zona de Caimito del Hanábana, actual municipio de Calimete, ubicado al sur de la occidental provincia de Matanzas. El pequeño José Julián acompañó en 1862 a su padre, don Mariano, quien fue nombrado capitán Pedáneo, máxima responsabilidad de aquella capitanía de tercera clase, distante unos 160 kilómetros al sureste de La Habana.
Durante su estancia de varios meses, el niño conoció las costumbres del campo además de ejercer con eficacia la misión que lo alejó de la capital: la escritura de documentos oficiales por la responsabilidad del progenitor.
El 23 de octubre de 1862, Martí contó, "con excelente caligrafía y lenguaje descriptivo", a su madre, doña Leonor Pérez, la primera carta de su amplia obra epistolar, comenta el investigador local Roberto Vázquez. Era una "obra literaria que contaba sus experiencias en un entorno diferente", añade Vázquez. De la misiva extraemos textualmente los siguientes párrafos: "Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi caballo y engordarlo como puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar enfrenado para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada día cría más brío", expuso.
Y añade: "todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el tiempo, la cosa que le dio es un "Gallo fino" que me ha regalado Dn Lucas de Sotolongo, es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien le corte la cresta ".
LOS ESPANTOS DE LA ESCLAVITUD
Pero además del bucólico ambiente, Martí (1853-1895) extrajo otra dolorosa enseñanza que lo marcaría para el resto de su corta pero fructífera vida.
En esa zona matancera, poco poblada por aquellos tiempos, tuvo sus primeras experiencias acerca de la esclavitud y del tráfico clandestino de esclavos, así como los desmanes y abusos contra esas personas.
Esos contactos grabaron su producción intelectual y revolucionaria, que devino en claro matiz antiesclavista.
El infante permaneció en el área entre abril y diciembre de 1862, tiempo suficiente para odiar el oprobioso régimen y entre sus escritos posteriores señala: "¿Quién que ha visto azotar a un negro no se considera por siempre su redentor?".
"Yo lo ví, lo ví cuando era niño y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza", subraya. A los 36 años de edad y en la fase preparatoria del Partido Revolucionario Cubano, escribe los siguientes versos sencillos:
"Rojo, como el desierto,/ salió el sol al horizonte/ y alumbró a un
esclavo muerto/ colgado a un ceibo del monte./ Un niño lo vio: tembló de
pasión por los que gimen:/ Al, al pie del muerto juró,/ lavar con su vida
el crimen
CAIMITO DEL HANÁBANA EN MARTÍ
Catedrático de la Facultad de Educación Infantil del Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello de esta ciudad, Luis Ernesto Martínez ha dedicado dos décadas de sus 45 años de edad, al estudio de la obra de Martí.
Martínez destaca, refiriéndose a Martí, que "su inteligencia y talento, demostrados desde la infancia, fue un factor que influyó en su autodidactismo".
"Fortalecido por una capacidad poco común, su inteligencia le permitió distinguirse por su capacidad de análisis y reflexión desde temprana edad", subraya Martínez.
"Él mismo sostuvo, en escritos como La Edad de Oro, que los niños eran capaces de analizar y reflexionar sobre el mundo que les rodeaba", amplia.
Muchas frases de su obra destacan la significación que la naturaleza tuvo para él, añade Martínez y cita entre ellas:
"...lo bello (...) está en la salud, en el amor sincero, en el trabajo, en la fuerza, en la naturaleza", y "La poesía no es más que la expresión simbólica de los aspectos bellos de la naturaleza".
"Su sentido del deber, la dignidad y la justicia, fueron aspectos que conformaron tempranamente su carácter, favorecieron su interés y responsabilidad ante el estudio y le permitieron reconocer la necesidad de hacer el bien", agrega Martínez.
Según el académico, "en Caimito del Hanábana Martí sufrió por el maltrato de que eran objeto los esclavos, lo cual le impactó para siempre".
Martínez expresó que el influjo de sus vivencias en Caimito del Hanábana, conformó en el Apóstol un sincero pensamiento antirracista, opuesto por completo al predominio de una raza sobre otra, como escribió en su artículo "Mi raza".
"Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro". "En Cuba hay mucha grandeza, en negros y blancos", son expresiones que están recogidas en el citado texto.
Historiadores coinciden que estas palabras, cumplidas al dedicarse por entero a la libertad de Cuba y contra el flagelo esclavista, estuvieron basadas en una experiencia vivida en tierras matanceras.
"Pudiera decirse que Caimito del Hanábana fue una influencia perdurable en la conformación de la personalidad y el ideario de José Martí. Allí nació su antirracismo", enfatiza Martínez. Martí, la excelsa figura continental, cayó en combate contra la ocupación española en la localidad de Dos Ríos, en el oriente de Cuba, el 19 de mayo de 1895. (Por: Wilfredo Alayón.Tomado de PL)(22/01/15)
Durante su estancia de varios meses, el niño conoció las costumbres del campo además de ejercer con eficacia la misión que lo alejó de la capital: la escritura de documentos oficiales por la responsabilidad del progenitor.
El 23 de octubre de 1862, Martí contó, "con excelente caligrafía y lenguaje descriptivo", a su madre, doña Leonor Pérez, la primera carta de su amplia obra epistolar, comenta el investigador local Roberto Vázquez. Era una "obra literaria que contaba sus experiencias en un entorno diferente", añade Vázquez. De la misiva extraemos textualmente los siguientes párrafos: "Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi caballo y engordarlo como puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar enfrenado para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada día cría más brío", expuso.
Y añade: "todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el tiempo, la cosa que le dio es un "Gallo fino" que me ha regalado Dn Lucas de Sotolongo, es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien le corte la cresta ".
LOS ESPANTOS DE LA ESCLAVITUD
Pero además del bucólico ambiente, Martí (1853-1895) extrajo otra dolorosa enseñanza que lo marcaría para el resto de su corta pero fructífera vida.
En esa zona matancera, poco poblada por aquellos tiempos, tuvo sus primeras experiencias acerca de la esclavitud y del tráfico clandestino de esclavos, así como los desmanes y abusos contra esas personas.
Esos contactos grabaron su producción intelectual y revolucionaria, que devino en claro matiz antiesclavista.
El infante permaneció en el área entre abril y diciembre de 1862, tiempo suficiente para odiar el oprobioso régimen y entre sus escritos posteriores señala: "¿Quién que ha visto azotar a un negro no se considera por siempre su redentor?".
"Yo lo ví, lo ví cuando era niño y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza", subraya. A los 36 años de edad y en la fase preparatoria del Partido Revolucionario Cubano, escribe los siguientes versos sencillos:
"Rojo, como el desierto,/ salió el sol al horizonte/ y alumbró a un
esclavo muerto/ colgado a un ceibo del monte./ Un niño lo vio: tembló de
pasión por los que gimen:/ Al, al pie del muerto juró,/ lavar con su vida
el crimen
CAIMITO DEL HANÁBANA EN MARTÍ
Catedrático de la Facultad de Educación Infantil del Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello de esta ciudad, Luis Ernesto Martínez ha dedicado dos décadas de sus 45 años de edad, al estudio de la obra de Martí.
Martínez destaca, refiriéndose a Martí, que "su inteligencia y talento, demostrados desde la infancia, fue un factor que influyó en su autodidactismo".
"Fortalecido por una capacidad poco común, su inteligencia le permitió distinguirse por su capacidad de análisis y reflexión desde temprana edad", subraya Martínez.
"Él mismo sostuvo, en escritos como La Edad de Oro, que los niños eran capaces de analizar y reflexionar sobre el mundo que les rodeaba", amplia.
Muchas frases de su obra destacan la significación que la naturaleza tuvo para él, añade Martínez y cita entre ellas:
"...lo bello (...) está en la salud, en el amor sincero, en el trabajo, en la fuerza, en la naturaleza", y "La poesía no es más que la expresión simbólica de los aspectos bellos de la naturaleza".
"Su sentido del deber, la dignidad y la justicia, fueron aspectos que conformaron tempranamente su carácter, favorecieron su interés y responsabilidad ante el estudio y le permitieron reconocer la necesidad de hacer el bien", agrega Martínez.
Según el académico, "en Caimito del Hanábana Martí sufrió por el maltrato de que eran objeto los esclavos, lo cual le impactó para siempre".
Martínez expresó que el influjo de sus vivencias en Caimito del Hanábana, conformó en el Apóstol un sincero pensamiento antirracista, opuesto por completo al predominio de una raza sobre otra, como escribió en su artículo "Mi raza".
"Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro". "En Cuba hay mucha grandeza, en negros y blancos", son expresiones que están recogidas en el citado texto.
Historiadores coinciden que estas palabras, cumplidas al dedicarse por entero a la libertad de Cuba y contra el flagelo esclavista, estuvieron basadas en una experiencia vivida en tierras matanceras.
"Pudiera decirse que Caimito del Hanábana fue una influencia perdurable en la conformación de la personalidad y el ideario de José Martí. Allí nació su antirracismo", enfatiza Martínez. Martí, la excelsa figura continental, cayó en combate contra la ocupación española en la localidad de Dos Ríos, en el oriente de Cuba, el 19 de mayo de 1895. (Por: Wilfredo Alayón.Tomado de PL)(22/01/15)
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