Como diría Che, “Sin ceder un tantito así…”, Cuba ha dejado bien clara su intención de emprender un nuevo inicio en las relaciones con Estados Unidos sobre bases inamovibles de dignidad y respeto mutuos.Al clausurar la sesión anual del Parlamento, el Presidente Raúl Castro precisó que ha de primar una conducta prudente, moderada y reflexiva, pero firme, ante las virulentas críticas de fuerzas opuestas a la normalización de las relaciones con Estados Unidos.
Esa política cubana basada en principios éticos y morales incluye la continuidad de la defensa de la paz, el Derecho Internacional y las causas justas, así como también la denuncia de amenazas a la supervivencia de la especie humana, vinculadas al cambio climático y los arsenales nucleares, como aseguró el también Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, quien rechazó infundios y resaltó la lealtad que caracteriza el desempeño en nuestro país de las organizaciones de masas, sindicales, campesinas, femeninas, estudiantiles, de artistas y no gubernamentales.
Sin dudas el anuncio público del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y la nación norteña, así como la disposición explícita de ambos ejecutivos de avanzar en la solución de importantes diferendos en los ámbitos de la economía, las finanzas, el comercio y otros aspectos importantes, ha despertado el odio visceral de los clásicos enemigos de la Revolución.
Son los elementos negados a cualquier signo de progreso y civilidad, obcecados con la idea fija de alimentar el odio entre familias, desesperados al constatar que en el propio sur de la Florida la balanza política e ideológica entre emigrados cubanos se inclina favorablemente hacia la cordura y el apoyo a la positiva disposición enunciada por el presidente Barack Obama.
Esa iniciativa se refiere a suprimir sanciones demenciales, que fueron históricamente alimentadas por el odio de la contrarrevolución, y la voluntad política del Ejecutivo estadounidense de promover en el Parlamento bipartidista el consenso necesario para la supresión del bloqueo económico, comercial y financiero que durante más de 55 años ha atenazado a las familias cubanas, con el benepláctio del gobierno cubano sobre bases de respeto mutuo, y ser ceder ”ni un tantito así…” en nuestra soberanía principios e integridad.(Por: Roberto Pérez Betancourt)(23/12/14)
Esa política cubana basada en principios éticos y morales incluye la continuidad de la defensa de la paz, el Derecho Internacional y las causas justas, así como también la denuncia de amenazas a la supervivencia de la especie humana, vinculadas al cambio climático y los arsenales nucleares, como aseguró el también Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, quien rechazó infundios y resaltó la lealtad que caracteriza el desempeño en nuestro país de las organizaciones de masas, sindicales, campesinas, femeninas, estudiantiles, de artistas y no gubernamentales.
Sin dudas el anuncio público del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y la nación norteña, así como la disposición explícita de ambos ejecutivos de avanzar en la solución de importantes diferendos en los ámbitos de la economía, las finanzas, el comercio y otros aspectos importantes, ha despertado el odio visceral de los clásicos enemigos de la Revolución.
Son los elementos negados a cualquier signo de progreso y civilidad, obcecados con la idea fija de alimentar el odio entre familias, desesperados al constatar que en el propio sur de la Florida la balanza política e ideológica entre emigrados cubanos se inclina favorablemente hacia la cordura y el apoyo a la positiva disposición enunciada por el presidente Barack Obama.
Esa iniciativa se refiere a suprimir sanciones demenciales, que fueron históricamente alimentadas por el odio de la contrarrevolución, y la voluntad política del Ejecutivo estadounidense de promover en el Parlamento bipartidista el consenso necesario para la supresión del bloqueo económico, comercial y financiero que durante más de 55 años ha atenazado a las familias cubanas, con el benepláctio del gobierno cubano sobre bases de respeto mutuo, y ser ceder ”ni un tantito así…” en nuestra soberanía principios e integridad.(Por: Roberto Pérez Betancourt)(23/12/14)
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