El año se está acabando. La ocasión es propicia para reflexionar sobre lo vivido durante los 12 meses transcurridos y extraer experiencias que nos permitan crecer en todos los sentidos.
No importan edades. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, todos disponemos de esa maravillosa capacidad de analizar serenamente nuestro entorno y a nosotros mismos.
De los aciertos y éxitos nos alegraremos, y de los fracasos y errores aprenderemos. Solo se necesita una actitud personal perceptiva, abierta a la autocrítica y dispuesta siempre al optimismo y la risa. Sí, ríase usted también, mi amigo, porque ha vencido otro año de vida y aquí seguimos, a pesar de los maldeojos que los malintencionados nos siguen lanzando desde el otro extremo del charco de 90 millas que nos separa, y de las travesuras de los fundamentalistas de derecha que no dejan de apretar el nudo corredizo del bloqueo. Los habitantes de esta bella provincia matancera podemos regocijarnos de modestos avances económicos y sociales, y de los pasos hacia adelante que el país ha dado en 2014,en pos de enmendar errores y enrumbar nuestro sistema económico por sendas de mayor participación ciudadana, que nos conduzcan a mayor crecimiento y beneficios para todos los cubanos.
Cuba siguió concertando acuerdos políticos y comerciales mutuamente beneficiosos con varias naciones, estrechó lazos de hermandad con la Venezuela bolivariana, que sigue abriendo ventanas de esperanza y unidad impostergable en América Latina, y constata la vigencia de voces renovadas que dentro de los propios Estados Unidos reiteran la necesidad de normalizar relaciones entre ese país y Cuba sobre bases de igualdad, soberanía y beneficios mutuos.
Ciertamente, las reflexiones de fin de año nos permiten también revisar las insuficiencias internas visibles, y denunciar lacras diversas que corroen desde dentro, porque el concierto de nuestras vidas no suena solo con violines afinados, es menester mantener oídos aguzados para percibir notas discordantes, corregir defectos, desterrar a corruptos y afinar la armonía en 2015. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(25/12/14)
No importan edades. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, todos disponemos de esa maravillosa capacidad de analizar serenamente nuestro entorno y a nosotros mismos.
De los aciertos y éxitos nos alegraremos, y de los fracasos y errores aprenderemos. Solo se necesita una actitud personal perceptiva, abierta a la autocrítica y dispuesta siempre al optimismo y la risa. Sí, ríase usted también, mi amigo, porque ha vencido otro año de vida y aquí seguimos, a pesar de los maldeojos que los malintencionados nos siguen lanzando desde el otro extremo del charco de 90 millas que nos separa, y de las travesuras de los fundamentalistas de derecha que no dejan de apretar el nudo corredizo del bloqueo. Los habitantes de esta bella provincia matancera podemos regocijarnos de modestos avances económicos y sociales, y de los pasos hacia adelante que el país ha dado en 2014,en pos de enmendar errores y enrumbar nuestro sistema económico por sendas de mayor participación ciudadana, que nos conduzcan a mayor crecimiento y beneficios para todos los cubanos.
Cuba siguió concertando acuerdos políticos y comerciales mutuamente beneficiosos con varias naciones, estrechó lazos de hermandad con la Venezuela bolivariana, que sigue abriendo ventanas de esperanza y unidad impostergable en América Latina, y constata la vigencia de voces renovadas que dentro de los propios Estados Unidos reiteran la necesidad de normalizar relaciones entre ese país y Cuba sobre bases de igualdad, soberanía y beneficios mutuos.
Ciertamente, las reflexiones de fin de año nos permiten también revisar las insuficiencias internas visibles, y denunciar lacras diversas que corroen desde dentro, porque el concierto de nuestras vidas no suena solo con violines afinados, es menester mantener oídos aguzados para percibir notas discordantes, corregir defectos, desterrar a corruptos y afinar la armonía en 2015. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(25/12/14)
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