Dilema: Roncar o no roncar

Roncar,  sonido estridente que muchos emiten mientras duermen, del cual suelen reírse quienes creen que no roncan, es  mucho más serio de lo que se piensa y  puede definir diferencia en la calidad de vida.
 El ronquido es producido por la vibración de las partes blandas de la faringe. El fenómeno  ocupa a sociólogos, juristas, psicólogos, médicos humoristas y periodistas,  entre otros.
 Alrededor de 45 por ciento de los adultos normales padecen de ronquido ocasional, y al menos el 25 por ciento son habituales. Los hombres son mayoría de ocho a uno, respecto de las mujeres. El problema tiende a  agravarse con la edad y el sobrepeso.
 Esa realidad ha dado lugar a la búsqueda de “inventos” capaces de suprimir los ronquidos. Solo en la oficina de marcas y patentes de Estados Unidos se han registrado unas 300 innovaciones, todas fallidas.
 Expertos afirman que el ronquido  pueden alcanzar 80 decibeles, igual  al ruido del tráfico en  gran avenida. Aunque la mayoría de los casos son benignos, algunos  pueden  reflejar serios trastornos clínicos.
  Existe una relación entre el roncar e interrupciones de respiración de algunos segundos --llamada apnea de sueño--, que difi¬culta el descanso, de lo que puede derivarse trastornos cardiovasculares, hipertensión, insuficiencia coronaria y arritmias. 
  Entre los factores que favorecen el ronquido figuran la obesidad, el tabaco, el alcohol, medicamentos sedantes o tranquilizantes, hipotiroidismo y, en la mujer, la menopausia. 
  Cefalea, mal aliento, trastornos para la concentración o déficit en la memoria, somnolencia diurna, irritabilidad, cambios de carácter y trastornos en la vida sexual, pueden ser síntomas habituales del roncador.  
 ¿Cómo dejar de roncar? Habría que suprimir factores de riesgo, enunciados antes. Luego vendrían consejos de quienes afirman que lograron amortiguar sus decibeles cambiando de posturas en la cama. Lo más eficaz es la visita a un otorrinolaringólogo para un examen evaluativo y tratamiento especifico de cada caso.


Roberto Pérez Betancourt



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