Vale aquí refrescar la memoria a los olvidadizos para recordar efectos dañinos de arbitrariedades que Cuba reclama eliminar, como la ocupación militar de parte de Guantánamo, derivada de la imposición arbitraria de la Enmienda Platt desde inicios del siglo XX, cuando Estados Unidos intervino en la guerra de independencia de Cuba frente a España con el claro objetivo de alcanzar beneficios territoriales y económicos, a través del régimen neocolonial que estableció en la Isla.
Así, grandes empresas norteamericanas ocuparon enormes extensiones de tierra en Cuba, se hicieron de empresas azucareras, de electricidad, teléfono y de otras, mientras la justicia social quedaba al margen de las posibilidades reales para la inmensa mayoría de los cubanos, hasta que Fidel Castro, al frente del Ejército Rebelde, marcó el inicio de una etapa diferente en el devenir nacional.
No fue Cuba la que entonces rompió relaciones con Estados Unidos, sino a la inversa, Fue el gobierno de Washington el que decretó el bloqueo económico, comercial y financiero que durante más de medio siglo acarrea penurias al pueblo cubano, mientras año tras año las administraciones norteñas han renovado sus intentos por derrocar a la Revolución, mediante invasiones y conspiraciones armadas y financiadas por agencias de esa nación, propósito que persiste en los planes vigentes del Imperio, a pesar de las relaciones diplomáticas reanudadas, que ciertamente abren una senda posible para solucionar viejos conflictos, pero para ello es menester que la memoria se mantenga fresca y clara.
Roberto Pérez Betancourt
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