La mayoría de opinantes aplaude y la minoría critica la disposición de Cuba y Estados Unidos de seguir avanzando en la solución de viejos diferendos, sobre la base de una agenda de intereses comunes, expuesta en La Habana por los cancilleres de ambos países, en acto de izamiento de la bandera estadounidense en su reinaugurada embajada el 14 de agosto.
Los ecos de estos hechos plantean nuevas interrogantes, abren puertas a la especulación y dan pie a que los aspirantes a la nominación presidencial para las elecciones de 2016 en la nación norteña, hagan declaraciones tremendistas, siempre cuidando de sus intereses electorales.
Así, los 17 soñadores que en el Partido Republicano pugnan por aparecer en la boleta no se esconden para afirmar que si llegan al trono darán marcha atrás a todo lo avanzado entre las relaciones de Cuba y Estados Unidos.
Son los cavernícolas de esta historia.
Aunque ellos saben que el tema no es crucial en el contexto federal de su país, en el Estado de La Florida sí lo es para los más adinerados votantes de origen cubano, aportadores de fondos para financiar campañas electoreras. Ellos desempeñaron un papel activo cuando La Florida, por raras y oscuras artes, le regaló la presidencia a George Busch cuando la disputó frente a John Kerry.
Pero esos elementos anticubanos ya NO acaparan el voto hispano, como se demostró en los comicios más recientes.
En este contexto, resuenan las rabietas del trigueño de apellido Rubio y de Jeb, benjamín de los Bush, quien alardea de ser hispano parlante, y no pierde una oportunidad para congraciarse con los votantes de origen latino.
En el bando demócrata, Hillary Clinton y otros aspirantes a la postulación, se alinean con la política de Obama, y coinciden con Kerry en que lo avanzado en las relaciones con Cuba, y lo que aún falta por hacer, y se hará, no tendrá marcha atrás.
Mis amigos, ya sabemos que la política es economía concentrada. A la hora de decidir, el pragmatismo estadounidense dará prioridad al bisney. Sobre esa base, los grandes empresarios, de todas las tendencias, ya olfatean posibilidades del mercado cubano, la expansión del turismo, y otras ventajas que les ofrece nuestra larga y estrecha isla, que no por retórica literaria desde hace siglos fue reconocida como La Llave del Caribe. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(21/08/15)
Los ecos de estos hechos plantean nuevas interrogantes, abren puertas a la especulación y dan pie a que los aspirantes a la nominación presidencial para las elecciones de 2016 en la nación norteña, hagan declaraciones tremendistas, siempre cuidando de sus intereses electorales.
Así, los 17 soñadores que en el Partido Republicano pugnan por aparecer en la boleta no se esconden para afirmar que si llegan al trono darán marcha atrás a todo lo avanzado entre las relaciones de Cuba y Estados Unidos.
Son los cavernícolas de esta historia.
Aunque ellos saben que el tema no es crucial en el contexto federal de su país, en el Estado de La Florida sí lo es para los más adinerados votantes de origen cubano, aportadores de fondos para financiar campañas electoreras. Ellos desempeñaron un papel activo cuando La Florida, por raras y oscuras artes, le regaló la presidencia a George Busch cuando la disputó frente a John Kerry.
Pero esos elementos anticubanos ya NO acaparan el voto hispano, como se demostró en los comicios más recientes.
En este contexto, resuenan las rabietas del trigueño de apellido Rubio y de Jeb, benjamín de los Bush, quien alardea de ser hispano parlante, y no pierde una oportunidad para congraciarse con los votantes de origen latino.
En el bando demócrata, Hillary Clinton y otros aspirantes a la postulación, se alinean con la política de Obama, y coinciden con Kerry en que lo avanzado en las relaciones con Cuba, y lo que aún falta por hacer, y se hará, no tendrá marcha atrás.
Mis amigos, ya sabemos que la política es economía concentrada. A la hora de decidir, el pragmatismo estadounidense dará prioridad al bisney. Sobre esa base, los grandes empresarios, de todas las tendencias, ya olfatean posibilidades del mercado cubano, la expansión del turismo, y otras ventajas que les ofrece nuestra larga y estrecha isla, que no por retórica literaria desde hace siglos fue reconocida como La Llave del Caribe. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(21/08/15)
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