El Bloqueo, Hillary y los ladradores

Junto con los récords de altas temperaturas que se registran en Cuba y en Estados Unidos, la aspirante a la nominación presidencial demócrata Hillary Clinton, encendió la llama de las pasiones durante su reciente discurso en la Universidad Internacional de La Florida.
 Sin muchos preámbulos, llamó a levantar el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, sin dejar de llamarlo, eufemísticamente, embargo, y recordar que fue ella la que desde el año 2009, recomendó al presidente Barack Obama aflojar las tensiones con la Isla.
Añadió que  de ser electa presidenta, usaría la acción ejecutiva para expandir los viajes a la Mayor de las Antillas, y se centraría en fomentar las relaciones con el pueblo cubano, promover la inversión de compañías de EEUU en áreas como  telecomunicaciones y mantener restricciones a los “violadores de los derechos humanos” y al acceso a “herramientas de represión”.
Aunque las intenciones declaradas por Hillary  nada tienen que ver con la vocación espiritual de la santa  Madre Teresa de Calcuta, sino con una variación  de táctica, dentro de la vieja estrategia imperial de provocar cambio de régimen en la Isla, sus palabras  provocaron la ira de varios ladradores, en primer lugar de Jeb Bush, tercero de ese clan que aspira  a la presidencia por el  partido Republicano para  expulsar a los demócratas.
 “El embargo a Cuba tiene que irse de una vez y por todas”, subrayó Hilary, y Jeb, airado, ladró a través de la prensa que esas palabras eran insultantes. Se refería sin dudas  a los ancianos batistianos que quedan y a la crápula de criminales que aun se refugian bajo la sombrilla floridana y son  beneficiarios del  presupuesto  multimillonario para actividades contrarrevolucionarias.
Es obvio que Hillary apuesta por el cambio demográfico entre los votantes de  la Florida, y se apoya en  estadísticas que dan mayoría de tres a uno a quienes aplauden el acercamiento con Cuba.
Bush, sigue confiando en que el dinero de sus amigos  mafiosos  contribuirá a darle al menos la nominación a la candidatura, a la que igualmente aspiran otros anticubanos de esa región, entre ellos el trigueño de apellido Rubio, que no dejó pasar la oportunidad para ladrar y ladrar, y hasta amenazar y amenazar, sin conocer, quizás, el viejo refrán, que dice: perro que ladra, no muerde.  (Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(05/08/15)



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