Internet se ha convertido en la herramienta esencial de la sociedad del siglo XXI, para todas las generaciones y en todas las geografías. Enviar mails, tener una reunión, vender un producto, leer una noticia, comprar una entrada y contactar amigos, son algunos de los usos que se le dan. Para generar este contacto entre la computadora y el sitio al que se desea llegar, se utiliza una dirección IP, un número que identifica de manera lógica y jerárquica a una interfaz de un dispositivo (computadora, teléfono, tablet) dentro de una red que utiliza un protocolo que se denomina Protocolo de Internet (IP, Internet Protocol).
Richard Jimmerson, director de información de American Registry for Internet Numbers (ARIN) expresa con preocupación en su blog “Nuestra prioridad número uno es asegurar la Fase 4 y los procedimientos adecuados para este tiempo en que se agota la IPv4” Desde el uso comercial de Internet, a la IP se la denominó la versión de protocolo número 4 (IPv4). Cuando se la diseño formó parte, como todos los adelantos tecnológicos, de un experimento que sólo dispone de 2^32 direcciones (direcciones con una longitud de 32 bits, es decir, 4.294.967.296 direcciones), pero a vistas está, el experimento superó los resultados esperados, creció y continúa haciéndolo en un circuito virtuoso.
Más usuarios y más dispositivos junto al ingreso del gran mercado asiático, son hechos que impulsan el agotamiento de la IPv4, que junto a temas técnicos, es una de las causas que está generando la caída de las redes, como fue el caso de la Bolsa de Wall Street o de United y Telecom Malasia hace menos de dos semanas. Las estructuras tecnológicas que soportan las rutas de conexión por Internet fueron desarrolladas para alojar un promedio de direcciones IPv4. Cuando éste se ve superado en tráfico (muchas mas IP) con mucha mayor demanda por milésimas de segundo (que pretenden entrar a las “cajas” de contenidos al mismo tiempo), el hardware donde la información se aloja no está preparado para dar respuesta, no sabe qué hacer y cómo hacerlo, por lo que colapsa.
De este modo, la necesidad de ingreso de la IPv6 es esencial. Su penetración será gradual y progresiva en coexistencia ordenada con IPv4, a medida que los dispositivos, los equipos actuales de red, aplicaciones, contenidos y servicios se vayan adaptando a la nueva versión del protocolo de Internet, el que en los sistemas operativos nuevos ya viene instalado. Técnicamente se podrá hablar de activación y no de instalación.
Decir que son necesarias nuevas direcciones es lógico y sencillo de comprender. Ahora cuando el número es 340.282.366.920.938.463.463.374.607.431.768.211.456, sorprende. Dicho de otro modo, 340 sextillones es el contenido de la nueva IPv6. Incorporada por el órgano internacional que se ocupa de la estandarización de los protocolos de Internet (IETF, Internet Engineering Task Force), posee direcciones con una longitud de 128 bits, es decir 2^128 posibles direcciones, diseñadas para ser subdividida en dominios de enrutamiento jerárquico, que reflejan la topología de la red actual. Introduce modificaciones en el formato de la cabecera de los paquetes, que promete un enrutamiento más eficiente.
Si bien el eje de la IPv6 es el incremento del tamaño de la dirección IP para dar más soporte a niveles de jerarquía de direccionamiento y ofrecer un número mucho mayor de nodos direccionables, agrega beneficios de seguridad, manejo de calidad de servicio, mayor capacidad de transmisión y mejora la facilidad de administración. Todo esto permitirá un enrutamiento eficaz y jerárquico, lo que para los usuarios significa velocidad de reacción, ingreso a sitios de manera segura y efectiva. (Por: José Miguel Solís)
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