El 22 de agosto de 1860, el Obispo Fleix y Solans, declaró su levantamiento señalando como patrono a San Pedro Apóstol. Con la donación de cien mil pesos oro hecho por Doña María Josefa Santa Cruz de Oviedo y Hernández, y los terrenos cedidos por la Srta Rosa Encinosa de Abreu, más otros cuatro solares que se compraron, el proyecto pudo materializarse.
El sábado 15 de mayo de 1870, Don Antonio Pereira de la Catedral de La Habana, bendijo el templo y trasladó al día siguiente al recinto las honras fúnebres de la Señora Doña María. La hermosa iglesia está decorada con varios altares de bella presencia; sobre las puertas que finalizan los colaterales se encuentran grabadas tarjas que recuerdan su inauguración.
La San Pedro Apóstol expone su nave central similar al Vaticano, intención bien lograda por el italiano Daniel Dall Aglio, quien fue el arquitecto escogido para llevar adelante el proyecto. El templo, está compuesto por tres naves anchas y cortas, la central, abovedada a cañón y las laterales en arista, sobre el crucero, una pequeña cúpula.
Dentro, a la derecha del altar mayor está ubicada una representación del calvario hecha en madera que puede considerarse entre las más bellas de Cuba. La figura central, Jesús en la cruz, data del siglo XVIII.
El cuadro que adorna el altar mayor: Jesús entregando las llaves del cielo a San Pedro, obra del pintor Florentino Martínez, existe desde su fundación.
Es uno de los monumentos religiosos más importantes y bellos del país; las líneas neoclásicas de la fachada y del interior que conforman su estilo, fueron restauradas con alto rigor técnico y artístico, y con materiales de la mejor calidad, lo que influyó en una terminación de excelencia. (Por: Gustavo Rodríguez Luque)
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