Antonio Maceo Grajales nació en Santiago de Cuba un 14 de junio del año 1845, y Ernesto Guevara de la Serna, Che, en igual día y mes de 1928, en la localidad de El Rosario, en Argentina.
La síntesis de las vidas de ambos combatientes por la libertad sería simbólicamente sintetizada en sendos apelativos: Maceo como El Titán de Bronce, Che Guevara como El Guerrillero Heroico.
Correspondió a Maceo batallar como soldado desde 1868 en la larga epopeya insurreccional cubana frente al colonialismo español, en la que alcanzó grados de Mayor General del Ejército Libertador.
Resaltó Maceo por la profundidad de su pensamiento político, consecuente con una viril intransigencia combativa y ejemplaridad de estratega militar, hasta su caída en combate el siete de diciembre de 1896.
El médico Guevara se integró en México al Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, viajó en el yate Granma como parte de la expedición de 82 combatientes del Ejército Rebelde, y ganó grados de comandante –máximo que se otorgaba--, al brillar en la lucha guerrillera contra la sangrienta tiranía pro imperialista de Batista.
Tras el triunfo armado de la Revolución que conquistó la verdadera independencia y soberanía para la nación cubana el primero de enero de 1959, ya con el popular apelativo que le otorgó la tropa insurrecta, Che sobresalió como dirigente político y administrativo.
Su vocación internacionalista lo llevó a otras tierras sedientas de redención para abonar en ellas la semilla de justicia social y verdadera independencia.
Maceo y Che fueron hombres de acrisolada rectitud moral e intachable conducta, cuya valentía en el combate frontal y el ejercicio de las ideas sentaron pauta en América y en otras latitudes como paradigmas revolucionarios.
Aunque no coincidieron en una misma época, entre otras virtudes comunes, a Che y Maceo los une la vocación antiimperialista consciente, un profundo sentimiento de justicia y la entrega total a la causa que amaron y por la cual cayeron combatiendo: Che en tierras de Bolivia, Maceo en el Cacahual habanero.
Cada nuevo 14 de junio, Maceo y Che renacen en la obra del pueblo cuya libertad ellos contribuyeron a forjar, y sus ideas se multiplican en el batallar de millones de seres empeñados en hacer un mundo mejor para la humanidad.
Roberto Pérez Betancourt
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