Las heridas calles matanceras claman por reparaciones


Roberto Pérez Betancourt

En el verano de 2005, hace 10 años,  emitimos varios comentarios radiales sobre el mal estado de calles, aceras y otros viales de Matanzas, especialmente en la cabecera provincial, y su incidencia en accidentes de tránsito, la  peligrosidad para  peatones y la rotura de vehículos, así como la necesidad de identificar baches, huecos y furnias para establecer prioridades lógicas en las reparaciones.
  Otros colegas también han abordado este tema en los medios de difusión locales. El asunto suele debatirse en asambleas de vecinos en las circunscripciones.
  En abril del año 2004, se difundía una buena noticia sobre la activación de  plantas de asfalto, lo que abría una alentadora esperanza para mejorar el estado de las arterias matanceras.
  Másd de una década después, lamentablemente, la todavía llamada Atenas de Cuba ha visto empeorada la situación de sus viales.
  En opinión de numerosos residentes en la urbe que llaman por telefono a los espacios radiales y contactan directamente a la prensa, es imperativo seguir recordando este tema, más allá de las recurrentes explicaciones oficiales sobre “falta de recursos materiales”.
   Precisemos:  Matanzas cada día es más una urbe de destino turístico, a solo 30 kilóemtros del balneario de Varadero, el principal polo de sol y mar de Cuba, que anualmente es visitado por más de un millón de personas.
   La observación directa –elemental método de investigación científica-  demuestra  que se acrecientan los huecos, los baches, las furnias, las vueltas que hay que dar ante vías intransitables, en esta urbe de difícil tránsito vehicular porque las lomas y los ríos que  embellecen el entorno, también  limitan y obligan el sentido del tránsito.
  Solo un ejemplo a la vista: La antes espléndida calzada General Betancourt, alternativa del viaducto que circunvala la hermosa bahía,  cuyo puente se anunció que será cerrado por reparación, en demasiados tramos merece la clasificación de las callejuelas  que desbordan aguas de todos los olores y exhiben baches insólitos, como el que se ubica en la peligrosísima  llamada Curva de los Bomberos. La paralela calle Pilar, supuesta a aliviar  el flujo vehicular en la barriada de La Playa, padece huecos de desconocida profundidad  en numerosos badenes de intersecciones, algunos insalvables.
 Subrayemos: El afán no es criticar gratuitamente lo mismo durante más de10 años, sino llamar la atención unha vez más sobre  actuales necesidades sin resolver, teniendo en cuenta, además,  que entidades y personas particulares  pagan  un impuesto anual de circulación, y otros tributos, cuyos importes, al menos en teoría, debieran servir para  financiar la conservación y fomento de calles y aceras, por supuesto,   dentro de un plazo prudencial.  (TVY)(12/06/15)

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