Roberto Pérez Betancourt
Este nueve de abril conmemoramos el aniversario 57 de la huelga general revolucionaria 1958, organizada por la Dirección del Movimiento 26 de julio en las ciudades, cuando la lucha del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, comandada por Fidel Castro, ampliaba sus fuerzas y asestaba fuertes reveses a la dictadura pro imperialista de Fulgencio Batista.
Pero la sobreestimación de condiciones propicias para el éxito del paro nacional en el llano, y la subestimación de las posibilidades represivas del régimen en aquellos momentos, propiciaron que fallara los objetivos de la huelga para asestar un golpe contundente a la dictadura.
Las acciones de paro laboral en el país no tuvieron suficiente respaldo de otras de carácter armado, realidad precedida por la detención de importantes dirigentes de organizaciones revolucionarias.
El Comandante Faustino Pérez comentó en cierta ocasión que sería prácticamente imposible no solo enumerar, sino ni siquiera conocer la cantidad y diversidad de acciones de todo tipo y magnitud, los paros e intentos de paros, los sabotajes y combates que, sin alcanzar los objetivos propuestos de derrocar la tiranía, mostraron una vez más la irreductible decisión de lucha y sacrificio de nuestro pueblo revolucionario y su voluntad de victoria, sin contar las numerosas acciones de los frentes guerrilleros en apoyo a la huelga, que incluyeron la intrépida presencia de Camilo Cienfuegos en los llanos del Cauto, al tiempo que el líder Marcelo Salado caía abatido en las calles habaneras.
El fracaso de la huelga fue sentido de un extremo a otro de la Isla.
Los hechos más connotados fueron los asaltos a emisoras de radio, entre ellos el encabezado por Enrique Hart , en Matanzas; el descarrilamiento de trenes en Jovellanos, el asalto a la armería de La Habana Vieja, la voladura de registros de electricidad, sabotajes en varias terminales de transporte y en industrias e interrupciones del tránsito.
El despliegue más grande se realizó en la ciudad de Sagua la Grande, actual Villa Clara, donde fueron tomados objetivos estratégicos por los jóvenes huelguistas, quienes resistieron durante casi 24 horas al empuje del reforzado ejército batistiano.
La represión a ese levantamiento dejó 60 muertos sólo en el territorio que actualmente ocupa Villa Clara, de ellos una cuarta parte en Sagua la Grande, donde los huelguistas fueron replegados y ametrallados por la aviación en la zona rural conocida por Monte Lucas, lugar donde posteriormente fue erigido un monumento a la histórica gesta.
Faustino Pérez precisa: “Una consecuencia inmediata de los hechos del 9 de abril fue la formación de nuevas columnas guerrilleras como la Pepito Tey, y la que dirigida por Víctor Bordón pasó a operar en las montañas del Escambray. Igualmente, decenas de grupos precariamente armados permanecieron alzados y muchos se fueron incorporando a los distintos frentes guerrilleros.”
El nueve de abril de 1958 los revolucionarios lucharon en calles y centros laborales de toda Cuba. Muchos de ellos fueron detenidos, torturados y asesinados. Otros tuvieron que pasar a la clandestinidad, pues la tiranía desató feroz represión.
Pero el fracaso de la huelga fue asimilado y las experiencias sirvieron para la mejor organización de la lucha integral contra la dictadura.
El 3 de mayo, en Altos de Mompié, Sierra Maestra, quedó establecida una dirección revolucionaria única comandada por Fidel Castro. Faltaban menos de ocho meses para el colapso total de la tiranía bajo el ímpetu formidable que adquirió la lucha rebelde en las montañas y en el llano para colapsar a la dictadura y dar paso a la clarinada del primero de enero de 1959. (TVY)(Actualizado en 07/04/15)
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