“La opción socialista sigue siendo esencial, necesaria y posible para que el país entre en una etapa de pleno desarrollo”, así enfatizó el doctor José Luís Rodríguez, asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, de Cuba, en una reciente conferencia en la que muy certeramente exhortó a pensar en metas posibles en cada etapa, para no malgastar esfuerzos detrás de deseos, que pueden ser muy buenos, pero inalcanzables desde las realidades de hoy.
En esa recomendación se encierra una verdad económica, práctica y psicológica, que no siempre toman en cuenta quienes se deciden a invertir en una gestión por cuenta propia, o una empresa estatal, ya sea mediante el financiamiento anual o por autogestión.
Y es que para emprender cualquier actividad económica, ya sea produciendo algo o brindando un servicio, es necesario antes estudiar el mercado para saber qué aceptación y demanda tendrán nuestras ofertas y, esencialmente, cuáles serán las fuentes de abastecimiento material, disponibles y seguras, además de la garantía sobre el financiamiento de las operaciones que emprenderemos.Es esto, por así decirlo, el a, b, c de toda iniciativa empresarial, privada o estatal. Sin esas premisas, el riesgo de fracasar se incrementa en la medida en que la inversión sea mayor y no disponga de un respaldo en los factores antes apuntados. ¿Qué sucede cuando el desequilibrio y la inseguridad de lo emprendido predominan en el quehacer cotidiano? Puede cundir el pánico y el empresario descubrir que sus metas ambiciosas no estaban fundadas en ninguna base de sustentación real. De ahí a la depresión y el fracaso solo resta un soplo de pesimismo. Por lo contrario, quien se asesora, investiga, estudia y se prepara antes de tomar la decisión de materializar su iniciativa, está de antemano predestinado a triunfar, porque lo hará sobre una base realista, mágica palabra que destierra el idealismo subjetivo, ese que, lamentablemente, lastró nuestra economía durante demasiado tiempo y que es menester dejar en el pasado, pisado, reconociendo que la opción socialista de la gran empresa es el camino de las iniciativas estatales.
El cuentapropismo para negocios diversos y competitivos, no está reñido con ese socialismo y, por supuesto, llegó para quedarse y seguir creciendo.
(Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(26/03/15)
En esa recomendación se encierra una verdad económica, práctica y psicológica, que no siempre toman en cuenta quienes se deciden a invertir en una gestión por cuenta propia, o una empresa estatal, ya sea mediante el financiamiento anual o por autogestión.
Y es que para emprender cualquier actividad económica, ya sea produciendo algo o brindando un servicio, es necesario antes estudiar el mercado para saber qué aceptación y demanda tendrán nuestras ofertas y, esencialmente, cuáles serán las fuentes de abastecimiento material, disponibles y seguras, además de la garantía sobre el financiamiento de las operaciones que emprenderemos.Es esto, por así decirlo, el a, b, c de toda iniciativa empresarial, privada o estatal. Sin esas premisas, el riesgo de fracasar se incrementa en la medida en que la inversión sea mayor y no disponga de un respaldo en los factores antes apuntados. ¿Qué sucede cuando el desequilibrio y la inseguridad de lo emprendido predominan en el quehacer cotidiano? Puede cundir el pánico y el empresario descubrir que sus metas ambiciosas no estaban fundadas en ninguna base de sustentación real. De ahí a la depresión y el fracaso solo resta un soplo de pesimismo. Por lo contrario, quien se asesora, investiga, estudia y se prepara antes de tomar la decisión de materializar su iniciativa, está de antemano predestinado a triunfar, porque lo hará sobre una base realista, mágica palabra que destierra el idealismo subjetivo, ese que, lamentablemente, lastró nuestra economía durante demasiado tiempo y que es menester dejar en el pasado, pisado, reconociendo que la opción socialista de la gran empresa es el camino de las iniciativas estatales.
El cuentapropismo para negocios diversos y competitivos, no está reñido con ese socialismo y, por supuesto, llegó para quedarse y seguir creciendo.
(Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(26/03/15)
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