Este tres de marzo se cumplen 154 años del nacimiento en la ciudad de Matanzas -100 kilómetros al este de la capital cubana-, de un hombre cuya sensibilidad y patriotismo trascendieron al punto de granjearles el apelativo de “Poeta de la Bandera”.
Bonifacio Byrne Puñales (1861-1936) se destacó además como escritor y periodista, y fue autor de varios libros, incluidos los títulos: Excéntricas, Efigies, Lira y Espada y Poemas.
En honor al insigne matancero, el Premio Provincial de Periodismo en Matanzas, A la obra de la vida, lleva el nombre de Bonifacio Byrne.
Tras obligada ausencia, luego de derrocado el colonialismo español en la Isla, el bardo retornaba a Cuba en barco, procedente del exilio, pero todavía la patria padecía la ocupación estadounidense.
Narran los biógrafos que el escritor se mostraba alborozado ante la vista de numerosas banderas cubanas que desde la embarcación se divisaban tremolando en la ciudad, pero al volver la vista hacia el Castillo del Morro, en la entrada misma de la bahía habanera, observó que allí se erguía también la enseña estadounidense.
Las fibras patrióticas del poeta vibraron intensamente y surgió espontáneo el verbo, como fuego mismo:
Al volver de distante ribera, / con el alma enlutada y sombría, / afanoso busqué mi bandera, / ¡y otra he visto además de la mía!¿/ ¿Dónde está mi bandera cubana, /la bandera más bella que existe?¡Desde el buque la vi esta mañana, / ¡y no he visto una cosa más triste!/Con la fe de las almas austeras / hoy sostengo, con honda energía, / Que no deben flotar dos banderas/ Donde basta con una: ¡la mía!
Al desatarse en 1895 la Guerra de Independencia, que bajo la dirección de José Martí había reunido a los históricos líderes de la epopeya del 68 con los pinos nuevos del 95, la lírica del cantor se elevó en letra rebelde ante el fusilamiento del patriota Domingo Mujica, a manos de las autoridades coloniales, en agosto de aquel año.
Los cubanos se apropiaron de aquellos versos encendidos que circulaban por la ciudad y desataban una feroz represalia por parte de los españoles, lo que obligó al autor a trasladarse a Tampa, Estados Unidos, desde donde prosiguió sus acciones en pro de la libertad de su patria.
Byrne Puñales se incorporó a los clubes revolucionarios, se desempeñó como lector de tabaquerías y colaboró en periódicos como Patria, fundado por Martí en calidad de Órgano del Partido Revolucionario Cubano.
Consciente de la realidad de su pueblo, Byrne deriva su elogiada obra lírica hacia sonetos patrióticos que recopila en su libro Efigies, publicado en la ciudad de Filadelfia.
Allí aparecen poemas dedicados a figuras excelsas de la lucha armada en Cuba, como son Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, los hermanos Maceo y Calixto García, entre otros.
El intelectual fue socio de la Academia de Artes y Letras, incursionó en la dramaturgia con una pieza en tres actos que nombró El Anónimo, además de El Legado, el monólogo Varón en Puerta y la comedia Rayo de Sol, y perteneció a numerosas instituciones artísticas y culturales.
El cementerio de San Carlos guarda los restos de quien también fue llamado “El Poeta de la Guerra”, fallecido en su amada ciudad el cinco de julio de 1936. El 26 de julio del año 1959, ante el pueblo congregado en Ciudad de La Habana, la voz del inolvidable comandante de la Sierra Maestra Camilo Cienfuegos, transmitida a los presentes y a todo el pueblo a través de las ondas radiales, hizo vibrar de emoción a los cubanos al recitar la estrofa final de los versos de Byrne
Siempre que la patria está en peligro, en plazas y tribunas los oradores retroalimentan la historia con aquellas palabras que transmiten la fuerza inmedible de la determinación patriótica:
Si deshecha en menudos pedazos /
llega a ser mi bandera algún día,
/¡Nuestros muertos, alzando los brazos,/
la sabrán defender todavía!
(Por: Roberto Pérez Betancourt)(Actualizado en 03/03/15)
Bonifacio Byrne Puñales (1861-1936) se destacó además como escritor y periodista, y fue autor de varios libros, incluidos los títulos: Excéntricas, Efigies, Lira y Espada y Poemas.
En honor al insigne matancero, el Premio Provincial de Periodismo en Matanzas, A la obra de la vida, lleva el nombre de Bonifacio Byrne.
Tras obligada ausencia, luego de derrocado el colonialismo español en la Isla, el bardo retornaba a Cuba en barco, procedente del exilio, pero todavía la patria padecía la ocupación estadounidense.
Narran los biógrafos que el escritor se mostraba alborozado ante la vista de numerosas banderas cubanas que desde la embarcación se divisaban tremolando en la ciudad, pero al volver la vista hacia el Castillo del Morro, en la entrada misma de la bahía habanera, observó que allí se erguía también la enseña estadounidense.
Las fibras patrióticas del poeta vibraron intensamente y surgió espontáneo el verbo, como fuego mismo:
Al volver de distante ribera, / con el alma enlutada y sombría, / afanoso busqué mi bandera, / ¡y otra he visto además de la mía!¿/ ¿Dónde está mi bandera cubana, /la bandera más bella que existe?¡Desde el buque la vi esta mañana, / ¡y no he visto una cosa más triste!/Con la fe de las almas austeras / hoy sostengo, con honda energía, / Que no deben flotar dos banderas/ Donde basta con una: ¡la mía!
Al desatarse en 1895 la Guerra de Independencia, que bajo la dirección de José Martí había reunido a los históricos líderes de la epopeya del 68 con los pinos nuevos del 95, la lírica del cantor se elevó en letra rebelde ante el fusilamiento del patriota Domingo Mujica, a manos de las autoridades coloniales, en agosto de aquel año.
Los cubanos se apropiaron de aquellos versos encendidos que circulaban por la ciudad y desataban una feroz represalia por parte de los españoles, lo que obligó al autor a trasladarse a Tampa, Estados Unidos, desde donde prosiguió sus acciones en pro de la libertad de su patria.
Byrne Puñales se incorporó a los clubes revolucionarios, se desempeñó como lector de tabaquerías y colaboró en periódicos como Patria, fundado por Martí en calidad de Órgano del Partido Revolucionario Cubano.
Consciente de la realidad de su pueblo, Byrne deriva su elogiada obra lírica hacia sonetos patrióticos que recopila en su libro Efigies, publicado en la ciudad de Filadelfia.
Allí aparecen poemas dedicados a figuras excelsas de la lucha armada en Cuba, como son Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, los hermanos Maceo y Calixto García, entre otros.
El intelectual fue socio de la Academia de Artes y Letras, incursionó en la dramaturgia con una pieza en tres actos que nombró El Anónimo, además de El Legado, el monólogo Varón en Puerta y la comedia Rayo de Sol, y perteneció a numerosas instituciones artísticas y culturales.
El cementerio de San Carlos guarda los restos de quien también fue llamado “El Poeta de la Guerra”, fallecido en su amada ciudad el cinco de julio de 1936. El 26 de julio del año 1959, ante el pueblo congregado en Ciudad de La Habana, la voz del inolvidable comandante de la Sierra Maestra Camilo Cienfuegos, transmitida a los presentes y a todo el pueblo a través de las ondas radiales, hizo vibrar de emoción a los cubanos al recitar la estrofa final de los versos de Byrne
Siempre que la patria está en peligro, en plazas y tribunas los oradores retroalimentan la historia con aquellas palabras que transmiten la fuerza inmedible de la determinación patriótica:
Si deshecha en menudos pedazos /
llega a ser mi bandera algún día,
/¡Nuestros muertos, alzando los brazos,/
la sabrán defender todavía!
(Por: Roberto Pérez Betancourt)(Actualizado en 03/03/15)
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