Este 13 de marzo conmemoramos el aniversario 58 del Asalto al Palacio Presidencial, madriguera del dictador Fulgencio Batista, y con el mismo fervor revolucionario de siempre rememoramos la heroicidad de los jóvenes que participaron en la temeraria acción y los que se inmolaron por la libertad de su patria adolorida entonces.
La Habana escuchó desde sus barrios las detonaciones del asalto, y la noticia fue corriendo de boca en boca, como llama vivificadora en la mayor urbe del país, evocadora de las proezas que ya entonces se forjaban minuto a minuto en la Sierra Maestra por Fidel Castro y los barbudos, fusil contra fusil, dignidad frente a opresión.
Activa y militante, la presencia del estudiantado y su líder José Antonio Echeverría en el protagonismo rebelde alcanzó la altura necesaria de la unidad de principios en pos de conquistar la definitiva independencia de la patria.
Las acciones revolucionarias protagonizadas por el estudiantado cubano y la caída de su líder, José Antonio, a los 24 años de edad, y de otros combatientes, revisten gran trascendencia histórica al cumplirse 58 años de esos sucesos.
En aquella fecha, un numeroso grupo de estudiantes universitarios y trabajadores revolucionarios asaltaron el Palacio Presidencial en la ciudad de La Habana (hoy Museo de la Revolución), dispuestos a ajusticiar al tirano Batista y desencadenar nuevas acciones dirigidas a derrocar la sangrienta tiranía pro imperialista que desde hacía cinco años sojuzgaba a los cubanos.
A las tres y cuarto de la tarde comenzó el asalto a la guarida del dictador. Nueve minutos después, Echeverría ocupaba los micrófonos de la emisora Radio Reloj para movilizar al pueblo.
Su alocución se interrumpió y más tarde el joven fue abatido por sicarios de la dictadura a un costado de la escalinata de la Universidad de La Habana.
Durante el asalto a Palacio murieron 24 combatientes. Dos sobrevivientes de las acciones fueron asesinados en la madrugada siguiente, y cuatro revolucionarios más fueron ultimados 38 días más tarde en el edificio de la calle Humboldt número siete, en La Habana, víctimas de una vil delación.
En agosto de 1956, cuando Echeverría fue reelecto presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y máximo dirigente del Directorio Estudiantil Revolucionario, se reunió en México con Fidel Castro para establecer la estrategia a seguir por las fuerzas patrióticas, conocida como Carta de México.
La idea política de los jóvenes revolucionarios del Directorio evolucionó hasta llegar a la alternativa socialista, a la cual se afiliaron.
La vocación unitaria del estudiantado cubano, como factor aglutinador de las fuerzas populares, ha estado siempre inspirada en la ética martiana y en ejemplos legados por líderes como Julio Antonio Mella.
La disposición combativa de los estudiantes se materializó en otros hechos trascendentales, desde la beligerancia frente al colonialismo español hasta la lucha de guerrillas en las montañas, la limpia de bandidos en las montañas del Escambray, el combate a los mercenarios en la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos) el 17 de abril de 1961; el rechazo a todas las formas de agresión del imperialismo norteamericano, y se extiende a las actuales legiones de jóvenes, presentes en las tareas de la defensa, el internacionalismo activo en brigadas médicas, de maestros y de otros técnicos en decenas de países.
En esa obra ejemplar siguen presentes el ejemplo inspirador de José Antonio y de los heroicos combatientes del 13 de marzo. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(Actualizado en 13/03/15)
La Habana escuchó desde sus barrios las detonaciones del asalto, y la noticia fue corriendo de boca en boca, como llama vivificadora en la mayor urbe del país, evocadora de las proezas que ya entonces se forjaban minuto a minuto en la Sierra Maestra por Fidel Castro y los barbudos, fusil contra fusil, dignidad frente a opresión.
Activa y militante, la presencia del estudiantado y su líder José Antonio Echeverría en el protagonismo rebelde alcanzó la altura necesaria de la unidad de principios en pos de conquistar la definitiva independencia de la patria.
Las acciones revolucionarias protagonizadas por el estudiantado cubano y la caída de su líder, José Antonio, a los 24 años de edad, y de otros combatientes, revisten gran trascendencia histórica al cumplirse 58 años de esos sucesos.
En aquella fecha, un numeroso grupo de estudiantes universitarios y trabajadores revolucionarios asaltaron el Palacio Presidencial en la ciudad de La Habana (hoy Museo de la Revolución), dispuestos a ajusticiar al tirano Batista y desencadenar nuevas acciones dirigidas a derrocar la sangrienta tiranía pro imperialista que desde hacía cinco años sojuzgaba a los cubanos.
A las tres y cuarto de la tarde comenzó el asalto a la guarida del dictador. Nueve minutos después, Echeverría ocupaba los micrófonos de la emisora Radio Reloj para movilizar al pueblo.
Su alocución se interrumpió y más tarde el joven fue abatido por sicarios de la dictadura a un costado de la escalinata de la Universidad de La Habana.
Durante el asalto a Palacio murieron 24 combatientes. Dos sobrevivientes de las acciones fueron asesinados en la madrugada siguiente, y cuatro revolucionarios más fueron ultimados 38 días más tarde en el edificio de la calle Humboldt número siete, en La Habana, víctimas de una vil delación.
En agosto de 1956, cuando Echeverría fue reelecto presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y máximo dirigente del Directorio Estudiantil Revolucionario, se reunió en México con Fidel Castro para establecer la estrategia a seguir por las fuerzas patrióticas, conocida como Carta de México.
La idea política de los jóvenes revolucionarios del Directorio evolucionó hasta llegar a la alternativa socialista, a la cual se afiliaron.
La vocación unitaria del estudiantado cubano, como factor aglutinador de las fuerzas populares, ha estado siempre inspirada en la ética martiana y en ejemplos legados por líderes como Julio Antonio Mella.
La disposición combativa de los estudiantes se materializó en otros hechos trascendentales, desde la beligerancia frente al colonialismo español hasta la lucha de guerrillas en las montañas, la limpia de bandidos en las montañas del Escambray, el combate a los mercenarios en la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos) el 17 de abril de 1961; el rechazo a todas las formas de agresión del imperialismo norteamericano, y se extiende a las actuales legiones de jóvenes, presentes en las tareas de la defensa, el internacionalismo activo en brigadas médicas, de maestros y de otros técnicos en decenas de países.
En esa obra ejemplar siguen presentes el ejemplo inspirador de José Antonio y de los heroicos combatientes del 13 de marzo. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(Actualizado en 13/03/15)
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