Pilares necesarios en nuestra sociedad



La familia constituye la célula fundamental, primaria y prolongada para la  sedimentación de  principios positivos y ética ciudadana.
La escuela instruye, el maestro también educa, si verdaderamente posee la vocación  y los atributos y necesarios.
Otros grupos humanos influyen en la formación del niño y del joven. Son verdades reconocidas universalmente por expertos en ciencias humanísticas.
También es consenso que en el seno de la mayoría de las familias la educación de hijos y nietos responde a patrones de conductas heredados, y prolonga  una cadena  que reproduce actitudes aprendidas de los mayores.
El inventario es extenso y va desde educar un comportamiento que deseche groserías y chabacanerías,  el respeto hacia ancianos y profesores, el cuidado del bien público, el trato amable y cortés con todos los semejantes, la honestidad y laboriosidad, el patriotismo y la  práctica habitual de otros valores positivos que mucho dependen  de la educación recibida y de lo observado en  la casa natal.
Está de más subrayar que lo contrario también se aprende en el hogar: chabacanerías, groserías, maltrato a los demás, irrespeto al bien público, a otras personas, desidia y holgazanería.
Pero en determinados círculos familiares se estimulan en niños y niñas las  expresiones groseras y otras  conductas impropias por considerarlas falsamente de  personalidad ruda y triunfadora, cuando en realidad esos comportamientos pueden abrir puertas a la delincuencia y sus derivaciones lamentables.
Es necesario que mamá, papá, abuelo, abuela y otros familiares, interioricen estas realidades y actúen consecuentemente en el ámbito hogareño, porque, no dudemos: La familia es la célula fundamental, primaria y prolongada para la inspiración y sedimentación de  principios positivos y  ética ciudadana,  necesarios  hoy, imprescindibles   para el  futuro de nuestra sociedad.(Por: Roberto Pérez Betancourt)(11/02/15)



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