Se acerca el 14 de febrero, día de San Valentín. Fecha pactada para expresar lo que sientes hacia otra persona. El amor, con su faena interminable abarca muchas aristas.
El cuidado de una madre y un padre a su hijo, fruto de la entrega de dos almas representa una de sus obras más perfectas. La complicidad de los amigos, esos seres con los que se duplican las alegrías y se dividen las angustias a la mitad constituye su mayor tesoro.
El agitado palpitar de los corazones y el revoloteo de mariposas en el estómago anuncian la existencia de la felicidad, que aunque en ocasiones se acompaña de lágrimas, siempre es bienvenida.
Un gesto o una mirada resultan suficientes en el lenguaje del amor. Por ello una flor y un te quiero bastan para hacer inolvidable este día.
(Por: Yanet Peña y Gemma Carballo)
El cuidado de una madre y un padre a su hijo, fruto de la entrega de dos almas representa una de sus obras más perfectas. La complicidad de los amigos, esos seres con los que se duplican las alegrías y se dividen las angustias a la mitad constituye su mayor tesoro.
El agitado palpitar de los corazones y el revoloteo de mariposas en el estómago anuncian la existencia de la felicidad, que aunque en ocasiones se acompaña de lágrimas, siempre es bienvenida.
Un gesto o una mirada resultan suficientes en el lenguaje del amor. Por ello una flor y un te quiero bastan para hacer inolvidable este día.
(Por: Yanet Peña y Gemma Carballo)
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