Hoy esa realidad puede captarse de muchas maneras, desde el aplauso, hasta la rechifla; la reiterada sintonía o el desdén, además de los comentarios de quienes alaban o critican a través de los varios canales de comunicación social disponibles.
Un ejemplo ilustra: el popular programa televisivo Vivir del Cuento, cuyo protagonista, el joven actor Luis Silva, caracterizando al viejo Pánfilo en argumentos de clara raíz popular, mereció el premio de Mejor actuación masculina en el Festival de la Televisión de este año.
¿A qué crees que se deba el éxito alcanzado por el programa? le preguntaron a Silva, cuya respuesta sirve de ejemplo a los comunicadores de cualquier rama que deseen alcanzar la eficacia en su gestión.
Afirma Silva que el éxito de Vivir del Cuento obedece a que es un producto televisivo donde el cubano se ve reflejado. Las personas sienten que lo que les pasa día a día en una calle, un mercado, en una guagua, cualquier problema cotidiano, se plasma en la pequeña pantalla, no es una televisión ajena, ni de otro país, es la televisión cubana, la nuestra.
Eso ha hecho que los televidentes se sientan parte del programa, y se hayan convertido en cómplices de nuestro trabajo, la gente respira con Vivir del cuento, opina Luis Silva.
Y de eso trata la difícil misión de comunicar, sintonizar con la realidad actual del destinatario para informarle sobre lo que desea y necesita saber, comentar sobre lo que le preocupa y le afecta, orientarlo en el análisis de causas y posibles soluciones de problemas, sin la retórica ineficaz que los cubanos llamamos teque, ni didactismo edulcorado, con amenidad, sin excesos verbales ni hojarascas de palabras, de sonidos o imágenes, y sobre todo con pertinencia y verisimilitud, como se comunica Pánfilo mediante sus reconocidos atributos comunicacionales a través del libreto de Vivir del cuento.(Por: Roberto Pérez Betancourt)(26/11/14)
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