Plaza del Gallo. Foto: Lis García Arango. |
Observé a la gente. Fui observada. Era una intrusa. Busqué un tinajón. Bebí de su fresca agua. Mis pasos se perdieron en la sinuosidad de su arquitectura. Sus construcciones me tragaban. Camagüey, definitivamente, es una ciudad que me enamora. (Fotos: Lis García Arango)
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