Casi medio centenar de obras de 31 artistas se presentaron al XXII Salón provincial de pinturas, esculturas y fotografías Roberto Diago Querol que se realiza actualmente cada dos años en la ciudad de Matanzas.
De ellas 23 trabajos de instalaciones, escultura y pinturas principalmente fueron admitidas y son analizadas por el jurado del evento que integran las especialistas Evelín Pérez, de la Casa del Alba; Tania Hernández, del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales; la curadora Helga Montalbán; el fotógrafo Nadal Antelmo, y el artista y crítico de artes Alexander Lobaina
La premiación y apertura del salón están previstas para el próximo 27 de mayo a las cuatro de la tarde en la recién remozada galería Pedro Esquerré y permanecerá a disposición de los visitantes hasta el 20 de junio próximo.
Entre las actividades del salón está una intervención titulada Aquí no vive nadie que se realizará en las ruinas de una edificación patrimonio arquitectónico de la ciudad y donde participarán alumnos de las escuelas de arte de la ciudad y el colectivo de Danza Espiral que dirige la maestra, coreógrafa y bailarina Liliam Padrón.
También -según se informó en conferencia de prensa- habrá muestras colaterales de artistas invitados al evento como son: Javier Dueñas, Ramón Pacheco, Osmani Betancourt, (el Lolo), y Mayra Alpízar, entre otros.
El Salón Roberto Diago Querol se realiza en la ciudad de Matanzas hace más de dos décadas y se inició siendo un evento anual que desde la XXI edición se decidió fuera cada dos años.
Se realiza como digno homenaje de recordación a ese grande de las artes plásticas nacido en La habana un 13 de agosto de 1920, hijo del violinista cubano Virgilio Diago de quien heredó además extraordinarias potencialidades musicales que quedaron indudablemente referidas dentro su obra plástica.
Estudió en la Academia de San Alejandro en el período comprendido entre 1934 y 1941, asistiendo simultáneamente en 1937 a las aulas del estudio libre de pintura y escultura.
En Matanzas se le recuerda porque en 1945 fue profesor de colorido y miembro de la Junta Directiva de la Escuela de Artes Plásticas de Matanzas, centro que llevó su nombre luego de su trágica desaparición física en 1955, durante un viaje de estudios realizado a Madrid. Roberto Diago muere trágicamente, dejando a la posteridad una obra trunca y todo una original iconografía sin decodificar.
(Por: Ana Valdés Portillo)
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