Piñas de grandes dimensiones y excelente calidad crecen en los campos del productor matancero Abel Alemán. No se trata de magia sino de constancia, dedicación y conocimientos sobre la tierra. Este hombre ha dedicado buena parte de su vida a las labores agrícolas, primero la caña y ahora los frutales.
Aquí lo más importante es mantener la atención a los cultivos, asegura Abel, para que no tenga enyerbamiento. Los terrenos tienen que estar limpios para lograr luego buenas cosechas y brindarle el agua y la sombra necesaria.
Su finca, ubicada en el municipio de Limonar, se integra al programa de la agricultura urbana y suburbana y dispone de cerca de 30 hectáreas. La siembra de piña y aguacate ocupa la mayor parte del terreno aunque también crecen plantas de mamoncillo, plátano, guayaba, coco y anonáceas. Los rendimientos hablan por sí solos, a pesar de no contar con riego.
Abel se siente orgulloso de su trabajo y el tiempo empeñado. " El campesino es así, le gusta que su trabajo se vea y aquí se ve. Hay suficientes producciones, con buenos rendimientos. Y por eso me siento contento. La tierra es parte de mi vida."
Este productor, asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Conrado Benítez, dispone también de un área dedicada a la ceba de toros. Para ello tiene destinada un area de la finca dedicada a la siembra de caña como garantía para la alimentación.
La población agradece este intento de rescatar la producción de frutales, como una manera de disponer de alimentos frescos y saludables al alcance de todos. Y es que en un país tropical como Cuba no podía ser de otra manera. Frutas frescas al alcance de todos resulta la mejor de las iniciativas. ( Por: Eliane Táboas Merino)
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