Agua que no has de beber… (+ Video)

El agua será la causa de las guerras del futuro, predicen muchísimos expertos mundiales, basados en los actuales fenómenos extremos ocasionados por el cambio climático.
Sequías interminables sucedidas de diluvios pueden acontecer producto del calentamiento global, poblaciones enteras tendrán que emigrar hacia otras regiones en busca de un recurso insustituible porque fluye dentro del cuerpo de cada quien, lo que lo hace imprescindible para la subsistencia humana.
En África comienzan a verse los primeros efectos con el avance galopante de la desertificación, sobre áreas que alguna vez fueron boscosas o permanecían cultivadas.
América cuenta otra historia mucho más favorable; es de hecho, la región del mundo con las mayores reservas hídricas, lo cual hace sospechar a más de un especialista, que ciertos movimientos políticos y militares tienen más que ver con éstas que con el petróleo que yace bajo el suelo.
Sin embargo, Brasil sufre hoy una crisis hídrica. Puede sonar a disparate, pues la nación cuenta con el río más caudaloso del mundo, el Amazonas, y cuencas que llevan agua potable a millones de seres humanos, con regímenes de lluvias que suelen ser abundantes todo el año. El nordeste es habitualmente seco, pero diversas obras hechas durante los gobiernos de Luis Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff están conduciendo el líquido hacia la región más árida y también más pobre del país.
La preocupación en Brasil, en cambio, no es hacia allá, sino a la inversa, en el rico y superpoblado sudeste, especialmente en la mayor concentración humana del país, y de las mayores del mundo: Sao Paulo. La metrópoli cuya área metropolitana contempla varias ciudades satélites y da cobija a 20 millones de personas ha visto cuán frágil resulta el sistema hidráulico que la abastece.
Tras una sequía que abarcó prácticamente todo el año 2014, salvo espaciadas temporadas de lluvia, y que viene presentándose cada vez con intensidad más fuerte, el sistema Cantareira llegó a su primera cota de emergencia y funciona con menos del 10% de su capacidad.  De tener que extraer la segunda, se entraría en una fase pre desastre, porque estaría consumiéndose el lodo del fondo, con las consabidas consecuencias sanitarias. Otros 6 reservatorios proveen del líquido a la zona  metropolitana: Alto Tieté, Guarapiranga, Alto y Baixo Coita, Río Claro y Río Grande. De ellos, solo el último contiene la mitad de sus potencialidades.
La Gobernación del Estado culpa solo a la naturaleza, mas expertos internacionales afirman que la mala administración de estos recursos y las escasas inversiones en infraestructuras hidráulicas provocó que se llegase a estos extremos.
Construido hace varias décadas, Cantareira está conformado por un grupo de represas entrelazadas, alimentadas por los ríos que fluyen hacia el cercano Océano Atlántico, los más viejos afirman que entonces se consideraba una obra “inexpugnable”, que resolvería para siempre el abastecimiento de agua en la entonces capital de la nación. Pero no contaron con el crecimiento desmedido de la urbe, la cual concentra la mayoría de las grandes industrias del país, genera el 12% del Producto Interno Bruto y atrae a millones de inmigrantes de África, América Latina, Asia y Europa, así como del propio Brasil.
En estos momentos, el sistema es responsable por el suministro de 6,5 millones de habitantes de la región, todo el centro, la zona norte y parte de la zona este, al bombear 18 mil litros por segundo.
La Presidenta Rousseff concertó un encuentro entre los gobernadores de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, quienes ven para el futuro cercano un escenario similar, con el propósito de que lleguen a acuerdos para la explotación de este importante recurso. Para inicios del año próximo, los tres deberán presentar sus respectivos proyectos, dejando de lado las diferencias políticas, que impidieron generar en el pasado reciente un acuerdo similar.
Y mientras eso acontece en las altas esferas de la política, en los municipios, cuya autonomía les permite adoptar ciertas medidas para protegerse, una buena parte de las inversiones han debido dar paso a soluciones de emergencia ante la necesidad de tomar el agua allí donde esté. Durante el mes de septiembre y octubre no fueron pocos los barrios urbanos y rurales que se quedaron absolutamente secos, y debieron contratar pipas para recibir el servicio. Quienes podían pagarlas se regularon, quienes no vivieron un calvario.
En Santa Isabel, a unos 60 km de la capital del estado, se colocó una tubería
alquilada a una industria textil para sacar el agua directamente de la represa del río Jaguarí, uno de los que tributarán a Cantareira, que aunque también ha sufrido un descenso ostensible de sus niveles, aún puede ofrecer un suministro estable, hasta que las lluvias acaben por equilibrar el sistema. Todo el servicio prestado cuesta a la prefectura local, en conjunto con la Gobernación del Estado, unos 25 mil reales al mes como promedio, algo más de 10 mil dólares. El Padre Gabriel Gonzaga Bina, Prefecto de la ciudad, considera que con ello el problema estará resuelto hasta que lleguen las lluvias nuevamente.
A unos 15 minutos, en Oro Fino, un caserío situado entre lomas,los vecinos reunieron dinero y compraron lo necesario para hacer un pozo artesiano, situar una turbina en la parte más baja del poblado y bombear el agua hasta un tanque en lo más alto para distribuirla después por gravedad.
 Son dos ejemplos de soluciones que se dieron pero que ninguna de las dos resolverá el problema más grave: la falta de lluvia. En junio las nubes fueron “bombardeadas” para provocar lluvia, pero el remedio tendrá que venir de la naturaleza. En octubre y noviembre todos los pluviómetros registraron cotas inferiores a la media histórica, y nada hace suponer que el clima cambiará favorablemente.
Científicos de diversas ramas han creado soluciones para crear reservas de agua, incluso en gigantescos estadios de fútbol construidos para la última Copa del Mundo, donde el techo sirve de colector, el líquido es tratado en los sótanos del inmueble y rebombeado hacia la instalación para su uso sanitario. Comerciantes y dueños de edificios de alquiler han invertido igualmente en sistemas similares para recoger la lluvia, o para reciclar el agua que se utiliza en fregaderos, duchas y jardines.
Entretanto, las campañas de ahorro en Sao Paulo se han hecho habituales, pero disminuir los niveles de consumo a los que se habituó la población local, donde la clase media se incrementó en varios millones de personas en la última década, será la más compleja de las tareas, y según repiten meteorólogos y analistas brasileños en el tema del agua, las regulaciones llegaron para quedarse. Por tanto, ya no cabrá dejar correr el agua que no se beba, sino, guardarla para un peor momento.
Y de toda esta historia una sola conclusión cabe sacar. Si para un país tan desarrollado, con tantos recursos hídricos ha sido golpeado de esta manera, ¿qué podría suceder en una nación pequeña y subdesarrollada como Cuba si no acaba por resolver el despilfarro de agua? ¿Se esperará hasta que el clima llegue a sus extremos para evitar las pérdidas irremediables de millones de litros por día en salideros domésticos y de la calle? ¿Se planificarán las inversiones –costosísimas por supuesto- que reclaman los sistemas de abastecimiento ahora para evitar con un gasto grande,los irrecuperables 

gastos del futuro? (Por: Yosvany Albelo Sandarán)
 

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