Estudiar o no estudiar, dilema de adolescentes

Este martes primero de septiembre en Matanzas y en toda Cuba comienza el curso escolar 2015-2016 con la disposición de profesores, maestros e instructores de contribuir a la formación de los estudiantes, a fin de que adquieran los conocimientos y las habilidades necesarias para desempeñar una labor útil a la sociedad, y provechosa para el graduado, en el nivel que corresponda, una vez que se integre a la vida laboral.  Realmente es este un enunciado de propósitos, sobre la base de que las aulas en nuestro país están abiertas y son asequibles a la voluntad de quien desee superarse.
A priori podemos afirmar que esa intención se cumple al máximo en la primara, y en alta medida en la secundaria básica.
¿Qué sucede a partir del noveno grado, cuando el adolescente se asoma a la posibilidad de matrícula que le brinda su rendimiento académico y lo asaltan las dudas  de la economía personal y doméstica, actual y próxima?
Se trata de una situación que  incluye la solvencia familiar, es decir, la medida en que los padres puedan satisfacer las necesidades materiales del joven que se dispone a ingresar en el instituto, en el tecnológico o en la universidad.
Quizás por vez primera en su vida los jóvenes de uno y otro sexos, se debaten en la disyuntiva de estudiar o no estudiar, luego de sacar cuentas sobre  lo que  necesita para mantenerse sin trabajar, vestirse y divertirse, durante los años que le restan como estudiante dependiente de las posibilidades de su familia.
También se añaden las dudas que le asaltan al joven ser humano cubano en relación con el saldo entre lo que le pagarían una vez  graduado e  incorporado a la vida laboral, momento en el que sus conocimientos y habilidades deben haber crecido, pero también sus necesidades personales.
Ese debate autocrítico, introspectivo o a viva voz, se inicia ahora en el educando cuando ingresa en el aula, se mantendrá y se podrá agudizar los meses venideros.
Para ayudarlo en este dilema, con los pies sobre la tierra y la mirada puesta en la vida real, de cada día, corresponden a las organizaciones políticas y sociales, y a la familia, el asesoramiento moral, y sobre todo a esta ý ultima,  el sostén  material para que el joven estudiante no titubee, y pueda interiorizar los valores que le permitan decidir con certeza  en el dilema que se le presenta: estudiar o no estudiar. (Por:Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(01/09/15)

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