Cuba en la agenda actual


Roberto Pérez Betancourt

En Cuba, el presidente francés François Hollande sostuvo conversaciones con el mandatario cubano Raúl Castro y el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro. Es el primer ejecutivo galo que visita la Isla y el más reciente huésped de una serie de altos funcionarios de países desarrollados que en las últimas semanas han encontrado conveniente darse una vuelta por nuestro archipiélago para hablar sobre política y negocios-
Entre los visitantes se incluyen  ellos procedentes de Japón, Reino Unido, España, Holanda, Italia,  Rusia, China y más.
No es casual este afán de incluir a Cuba en la agenda actual. Se trata  de explorar posibilidades  y aprovechar la  apertura al capital extranjero para establecer nuevos vínculos.
Tampoco es fortuito que este boom ocurra muy cercano a que se oficialice por Estados Unidos la salida de Cuba de su arbitraria lista de países auspiciadores del terrorismo, anunciada por Obama, lo que si bien no se vincula directamente al intercambio económico entre la Isla y la nación norteña, de hecho SI crea un clima de mayor confiabilidad para los  magnates capitalistas de todas las latitudes, quejosos  del bloqueo extraterritorial, que les impone  multas arbitrarias por el pecado de negociar con Cuba, y que muchos de ellos  aceptan porque no les queda más remedio que someterse al chantaje, so pena de perder vínculos comerciales y financiero con la nación imperial.
 La prensa internacional reconoce algunas de estas verdades.
Agencias  califican de explosión de intereses a este afán de empresas foráneas por estrechar manos cubanas, y ponen de relieve que, junto con Hollande, llegan a La Habana  empresarios  de sectores de bebidas y licores,  hotelería y turismo y aerolíneas, entre otros,  por aquello de “vista hace fe”.
 Lo cierto es que la actividad diplomática en torno a Cuba ha crecido exponencialmente desde el 17 de diciembre de 2014, cuando Barack Obama reconoció el fracaso de la política de aislamiento hacia la mayor de las Antillas.
   En este contexto,  analistas  cuestionan si la infraestructura cubana, incluidas las redes hoteleras y de viales están preparadas para recibir una gran apertura internacional de turistas y negociantes.
  Obviamente no lo está. Pero esto no significa que no lo pueda estar. Será posible con trabajo, inversiones, y un poco de pragmatismo empresarial que se acelerará cuando finalmente los políticos estadounidenses se decidan a levantar el bloqueo económico, comercial y financiero que dura 56 años,  como mayoritariamente reclaman los propios empresarios,  la población de de ese país y la abrumadora mayoría de las naciones del mundo, de acuerdo con los resultados de las recurrentes votaciones anuales en las asambleas generales de la ONU.
(TVY)(13/05/15)

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