Tecla Villamil Portillo es ejemplo de educadora. Siempre amo su profesión y la ejerció con la pasión del primer día.
Licenciada en Pedagogía y profesora de del Instituto de Perfeccionamiento Educacional (IPE) en Calimete, en determinado momento de su vida dedicó esfuerzos al trabajo con adolescente con conductas impropias.
Sus experiencias las introdujo en una ponencia que ganó premio entre otros mil trabajos presentados en un concurso de la FMC a nivel nacional.
Su vida transcurrió siempre al servicio de la revolución y sobre todo de la educación pues participó en la campaña de alfabetización y quizás desde entonces en ella sembró en su vida el gusto por la enseñanza.
Fue maestra en escuelas primarias y directora de la Escuela Rafael María de Mendive , hoy escuela especial, durante casi una década.
El pasado año dejó de existir, los educadores calimetenses sintieron su pérdida y se conocieron algunas de sus historias de vida.
Cuentan que en determinado momento tuvo dificultades para obtener su talla de zapatos lo que obstruía su capacidad de laborar y sin saber que el Che era Ministro de Industrias, escribió una carta para que en las fábricas de zapatos se incluyeran las tallas extra, pues solo se fabricaban numerosos pares de talla extremadamente pequeñas.
Su petición fue aceptada y se le enviaron zapatos adecuados y cuando le pidieron que firmara los papeles de acuse de recibo supo que el Ministro de Industrias -- en ese momento era el Che-- había respondido a su pedido casi que inmediatamente.
Mujer sensible, siempre pensando en el bienestar de sus alumnos y familias, llevo su labor educativa a la par de la atención de sus seis hijos mediante el ejemplo y cumplimiento cabal de sus responsabilidades.
Este 22 de diciembre, Día del Educador es imprescindible recordarla.
Tecla ya no está entre los mortales pero su legado principal, como se publicó al ganar aquél premio nacional de la FMC, está hoy vigente:
“Con amor se pueden resolver muchas situaciones.”
Honor a quien honor merece.
Publicar un comentario