Tengo carencias, ellos tienen necesidad

Paredes de cinc, piso de tierra prensada, flores que dejaron de ser basura para convertirse en adornos, ropas y zapatos ofrecidos por trabajadores sociales, una cama y un colchón, espacio para cuatro.
Yo tengo carencias, lo supe desde que los conocí y lo peor, es que consciente de ellas, no puedo aliviar el sentimiento de pena hacia quienes tienen menos, casi nada.
Pienso en lo que llevo encima, desearía mucho poder regalarle algo a aquella adolescente que apenada huye del lente indiscreto de la cámara.  Basta con recordar mis años de secundaria para comprenderla. En la casa no hay energía eléctrica. Me intereso en como hace para estudiar, pero no recibo respuestas.
Tiene un hermano pequeño que juega con carritos de tapas de pomo, tal como los  que describe mi mama existían épocas atrás. Pobre niñito, no merece vivir así, no merece que su mamá lo ponga como pretexto para estar desempleada.
Otra niña, que presumo no pase de los cuatro años, dibuja sus labios con los trozos de un creyón. No sabe cómo jugar a ser  princesa, no ve los muñes, no conoce canciones infantiles. En una hora no se le escapo  una palabra, es una pequeña diferente que necesitará una educación especial.
El mayor de los hijos de Noemia no está, asiste a clases en una escuela para jóvenes con desventajas en el aprendizaje  y problemas de conducta. Allí los profesores tratan de enseñarle un oficio.
Noemia no hace más que quejarse, siquiera agradece cuanto la ayudan instituciones, personas con buena fe, solo exige lo que considera le debe ser otorgado por derecho. Quiere un terreno, un subsidio para construir una casa, quiere la solución para salirse de tanta miseria. Me enfurece, trato de indagar en cómo llegó hasta allí, alega no querer hablar del tema.
Ella nunca midió consecuencias, nunca pensó en que traer hijos al mundo no se trata solo de concebirlos, se trata de regalarles cariño, comodidades, un entorno feliz, una familia en la que el papá no sea un ente desconocido.
Conocerlos me enseñó que carecía de fuerzas para ver personas como ellos y no llorar, de carácter para enfrentar la realidad de la vida, de valor para contarla, de recursos para mejorarla. Por eso digo que yo tengo carencias, ellos tienen necesidad.

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