30 de Julio: Día de todos los mártires

El calendario de los cubanos reserva una jornada especial: el 30 de julio, dedicado a rendir homenaje a todos los mártires de la Revolución Cubana, protagonistas todos de la libertad conquistada.
Ese aciago día del año 1957, hace 58 años,  cayeron asesinados  los revolucionarios Frank País, jefe del Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba, y su compañero de luchas Raúl Pujol. En igual fecha de 1958 murió en combate  René Ramos Latour, sucesor de Frank en la dirección revolucionaria, que ya comandaba Fidel Castro en la Sierra Maestra.
Al reconocer los excepcionales méritos de quienes ofrendaron sus vidas un 30 de julio, los cubanos dedican esta jornada anual a honrar a todos los  que alguna vez  hicieron valer la esencia del pensamiento martiano y situaron a su patria en  venerable altar.
Ese reconocimiento no puede apartarse en la memoria de los mambises que  batallaron  contra las huestes coloniales españolas. Ellos se integran en continuidad histórica con los que lograron más tarde la definitiva independencia de Cuba.
Suele recordarse particularmente cada 30 de julio los rasgos de la personalidad  admirable de Frank País, por constituir paradigma del joven revolucionario, desprendido y sincero.
Al enterarse de la muerte de Frank, el pueblo de Santiago de Cuba se lanzó a la calle, desafiando la represión de los guardias de la dictadura. A la  hora indicada salió el sepelio.
A Frank lo vistieron con el   uniforme verde olivo y el brazalete rojo y negro del 26 de Julio. Sobre su pecho situaron una boina y una flor blanca, y fue condecorado con tres estrellas como General de la Revolución. René Ramos Latour (Daniel) había sido dirigente del Movimiento 26 de Julio en la “Nicaro  Nickel”. Más tarde subió a la Sierra Maestra en el primer grupo  de refuerzo. De nuevo en el llano  llevó a  la práctica la idea de Frank de crear milicias urbanas. Participó  en los preparativos de la huelga de abril de 1958 y dirigió el   ataque al cuartel de Boniato. De regreso a la Sierra, Fidel le  
entregó  a Ramos Latour el mando de una nueva columna.
El 30 de julio de ese año, en la zona conocida como  “El Jobal” un obús de mortero le arrancó la existencia. 

Frank  País García, insustituible  
En un proceso iniciado desde  la prisión, entre mayo y junio de 1955, surgió el  Movimiento Revolucionario 26 de Julio comandado por Fidel Castro, a partir  de los moncadistas, al que confluyeron figuras procedentes de otras organizaciones.
Se abría una nueva  etapa en la lucha revolucionaria.Entre los incorporados se distinguía  Frank País García, dirigente  estudiantil y profesor de la Escuela Normal para  Maestros de Oriente, quien llegaría  a ser  el jefe nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio.
 Procedente de una familia humilde, Frank experimentó desde temprana edad las privaciones y el sacrificio; se percató de las necesidades objetivas de su Patria; de los males que la aquejaban, al ser pisoteados sus más  elementales derechos por parte de las administraciones  que se sucedían en Cuba desde 1902, y comprendió que la única vía posible para la plena soberanía del pueblo era  la lucha armada.
 Frank inició la  creación de un frente común de lucha contra la tiranía  de Fulgencio Batista, y núcleo  a   elementos verdaderamente  revolucionarios. Fue el artífice del movimiento  clandestino; el que sentó las bases para la  lucha guerrillera en las indómitas montañas  orientales y el que forjó la retaguardia del heroico   Ejército Rebelde que surgía en la Sierra Maestra.  Cimentaba Frank su ideología política en el pensamiento  de José Martí y lo traducía en conciencia de disciplina de la lucha y del sacrificio.
 Organiza las direcciones  del Movimiento 26 de julio desde la base, forma la Resistencia Cívica y reestructura el sector obrero con vistas a la huelga general y su pensamiento evoluciona hacia ideas cada vez más radicales. 
 El 30 de julio de 1957,  poco después del mediodía,  Frank País García y su  compañero de lucha   revolucionaria, Raúl Pujol Arencibia, fueron vilmente  asesinados por fuerzas de la policía en un lugar  conocido por el Callejón del Muro, en Santiago de Cuba. Su sepelio fue la más grande demostración de duelo popular que jamás se viera en esa heroica provincia. Su  caída, como expresara Ernesto Che Guevara, fue “…la pérdida más grande de la Revolución”.
Hoy, en el altar de la patria agradecida, Frank  País sigue siendo el insustituible compañero de todas las batallas, cuyo ejemplo de abnegación y sacrificio compromete y obliga.
Ciertamente, el 30 de julio de cada año es un día especial para los cubanos: Día de todos los mártires.
(Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(RPB)(Actualizado 29/07/15)

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