Mitos y realidades del ejercicio femenino


Mostrar un busto altivo, eliminar  “salvavidas” alrededor de las caderas, fortalecer glúteos, suprimir  grasa del abdomen, aumentar disposición de ánimo, desterrar  fatiga física y, sobre todo, impulsar hacia arriba la autoestima, solo se consiguen implementando el sentido de una palabra casi mágica: voluntad.
Y esa disposición positiva a mejorar la figura, o mantenerla, se vincula también con el conocimiento claro de cómo alcanzar  propósitos, sin dejarse confundir por interesados anuncios comerciales o milagrería de mejunjes.
Uno de los objetivos más anhelados de las damas es desarrollar y elevar el busto, pero es menester que sepan que este está conformado fundamentalmente por músculos pectorales y glándulas mamarias.
Los primeros aumentan de tamaño con ejercicios apropiados y, según el caso, pueden recobrar firmeza, pero las glándulas propiamente dichas no se endurecen con ejercitaciones.
Especialistas también recuerdan que el exceso de grasa en el vientre es sumamente difícil que ceda con ejercicios abdominales.
Los aeróbicos, durante no menos de 20 minutos, son los indicados, junto con la supresión drástica en la ingestión de carbohidratos y lípidos saturados: panes, helados, dulces, grasas de origen animal, gaseosas, embutidos...
Por supuesto, ejercicios abdominales son recomendables para fortalecer esos músculos, pero no logran el milagro de “quemar la grasa” que los cubre.
En ocasiones las jovencitas, y también las entraditas en años, se quejan porque no disponen de “aparatos apropiados” para hacer ejercicios, a cuya sola presencia  atribuyen poderes casi mágicos.
Un gimnasio bien dotado contribuye a que un entrenador pueda aplicar un plan ajustado a cada individualidad, femenina o masculina.Pero hay que tener cuidado con el espejismo. La simple contemplación de  un aparato para hacer ejercicios, cualquiera que sea, no resuelve el problema. Hay que usarlo adecuadamente, al igual que sucede con la cultura, pues el llevar un libro debajo del brazo no es suficiente, es imprescindible leerlo.
En la inmensa mayoría de las ocasiones los ejercicios necesarios pueden  prescindir de costosos equipos.
Bajar y subir una escalera sustituye ventajosamente a los  “escaladores”, y los ya mencionados abdominales no precisan de ninguna “tabla mágica”, ¡se pueden hacer directamente en el piso o sobre una colchoneta!
Una caminata al aire libre, moviendo los brazos enérgicamente a ambos lados del cuerpo, con intención ejercitadora, no como  paseo dominical, fortalece el sistema cardiovascular, contribuye a mantener el peso corporal, oxigena  y vivifica la capacidad respiratoria.
Para fortalecer los músculos de la espalda y suprimir molestos dolores, basta una serie diaria de los llamados ejercicios “William”, muy conocidos por técnicos en fisioterapia, los cuales se pueden realizar in situ, y no requieren de implementos adicionales.
Con una visita al ortopédico o a una clínica del dolor, como le llaman a esos centros especializados, se recibirán indicaciones precisas y gratuitas para la ejercitación liberadora de malestares y beneficiadora de la figura.
Conocer mitos y realidades del ejercicio contribuye enormemente a obtener  gratificaciones frente al espejo, en el estado de ánimo y la fortaleza física. Para ello, además, es imprescindible tomar una dosis diaria de la medicina que no requiere receta y sirve a todos por igual: voluntad. (Por: Roberto Pérez Betancourt)(TVY)(Actualizado en 26/03/15)

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