Engordar o no engordar, desafío contemporáneo

Hay mujeres que prefieren estar  “envueltica en carne, y no exhibir esas imágenes bulímicas, que las pasarelas internacionales han puesto de moda en video clips y otras exhibiciones, donde las féminas parecen varas de pescar sobre sancos”, así me dice una amiga que prefiere el anonimato mientras disfruta un plato de espaguetis y una piza chorreante de queso.
  En los últimos años ella siguió engordando y  ya pesa unas 300 libras. Apenas mide un metro y medio de estatura. A sus 30 años de edad dice que se sigue sintiendo  ágil, aunque no tanto como una década atrás, y confiesa que ahora se cansa más  cuando camina…
  De acuerdo con una tabla de nutrición le sobrarían como 150 libras a mi amiga. Aunque el espejo le devuelve la imagen que ella prefiere, sospecho que se trata de un mecanismo de defensa para no cumplir las indicaciones de la especialista que ya le aconsejó: “Deja de hacer el elogio de tu gordura,  baja de peso, o sufrirás las consecuencias demasiado temprano en la vida…”

  ¿Epidemia?

Prestigiosas personalidades del campo de la salud  alertan que la obesidad está adquiriendo categoría de epidemia en este siglo XXI.   El problema está asociado a elevadas probabilidades de padecer tempranas dolencias cardiovasculares, al punto que se establece un símil con los fumadores empedernidos y el riesgo de contraer cáncer.
 Se agrava la obesidad porque a ella se vincula generalmente el alto colesterol malo y la hipertensión.
  Los factores genéticos influyen, de acuerdo con estudios científicos, y
también el ambiente sociocultural. Pero lo determinante es que la población adquiera clara conciencia de los peligros que entrañan una dieta incontrolada y
la falta de ejercicios físicos.  
Cualquier tipo de medicamento que se prescriba hoy, o en el futuro, tendrá que asociarse necesariamente a la moderación en la ingesta y a quemar la energía sobrante, de lo contrario, el corazón, las arterias y otros órganos vitales sufrirán tempranas consecuencias que mermarán la calidad de vida y acortarán la longevidad.   No existen fármacos mágicos para reducir peso, aunque la publicidad comercial diga lo contrario.

 ¿Elogio de las flacas?

  Lo más efectivo sigue siendo adecuar las porciones de comida, elevar en ellas la
proporción de verduras y frutas, rebajar las grasas e incentivar el movimiento
corporal.
 Quienes alegan alguna imposibilidad  para ejercitarse físicamente con el propósito de quemar energía, deben conocer que con solo media hora de caminata rápida los adultos pueden mantenerse en peso o incluso rebajar algunos kilos, de acuerdo con comprobaciones científicas.
 Por supuesto, si la persona es capaz de controlar el exceso de apetito, aun cuando en algunos casos este obedezca a factores genéticos, entonces podrá equilibrar mucho más su masa corporal.
  No, no se trata de hacer el elogio de las flacas, ni tampoco de las gorditas, sino de atender, razonablemente, a las recomendaciones de quienes han dedicado años de estudio al tema y sin dejarse desnutrir revelen el secreto para un balance adecuado del peso corporal.
  Es oportuno recordar que  la tendencia a engordar se acentúa después de los 25 años de edad y aún más pasados los 40, y para todos, la obesidad forma parte de los grandes desafíos de la actualidad para mantener un buen estado de salud y prolongar la expectativa de vida.

Roberto Pérez Betancourt 

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