Uso y abuso de los beneficios sociales posibles

Dar a todos los ciudadanos por igual la oportunidad de acceder a los beneficios  sociales posibles, de acuerdo con el potencial económico de la nación, es un fundamento moral que debe regir al proveer a los que necesitan ser asistidos como parte de la justicia social que caracteriza  la obra de la Revolución.
Son conceptos subrayados por  Fidel Castro durante su comparecencia pública del 17 de marzo de 2005, en los que es menester reflexionar, porque de ellos se derivan actitudes y conductas fundamentales para potenciar el desarrollo económico del país, evitar falsas expectativas y poner sobre el tapete el principio básico que debe regir en la distribución socialista: de cada quien según su capacidad a cada cual según su trabajo.
En Cuba, cerca de 260 mil  núcleos familiares reciben asistencia social a la que están acogidas alrededor de 480 mil personas. Cifras impresionantes para un país pequeño de limitados recursos, y que no incluye a los beneficiarios de la Seguridad Social, unos dos millones y medio de jubilados y pensionados.
Las prestaciones que todos ellos reciben son vistas como una obligación de la sociedad en su conjunto, incluyen a personas imposibilitadas de trabajar por alguna causa y a otras que durante toda su vida aportaron  a la sociedad con su trabajo hasta llegar a la edad de la jubilación.
Para todas ellas, la Revolución es garantía de seguridad plena, y  deben ser tenidas en cuenta en las adecuaciones monetarias y mercantiles que el país realice, sin desbordar límites marcados por los principios que deben garantizar el estímulo al trabajo, que cada vez más debe ser retribuido conforme a la calificación, la productividad y el aporte individual.
Conceptos tales como ”me toca”, “me tienen que dar”, “hay que repartir a todos por igual”,  propios de la filosofía del pichón en el nido que durante tanto tiempo prevaleció en nuestro país, lastrando el desarrollo económico real, deben ser erradicados de una vez, de manera que no se estimulen conductas parasitarias de quienes mienten, engañan, simulan, valiéndose de la Asistencia Social para conformar un estilo de vida sin trabajar, u obtener cómodos ingresos suplementarios, actitudes que debemos rechazar, en Matanzas y en todo el, país.(Por:Roberto Pérez Betancourt)(10/12/14)





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