Tropiezo azucarero en Matanzas

La mala preparación de la zafra en Matanzas fue una de las causas del
incumplimiento de la provincia. Foto: Abel López
Aquí se detuvo el último de los centrales en activo, el Mario Muñoz, y el resultado ha sido una zafra otra vez ineficiente y lejos del plan previsto.
De esta forma suman tres campañas al hilo en que la provincia aparece entre las incumplidoras.
Al final le quedó debiendo más de 30 000 toneladas de azúcar al programa fijado (165 000), un volumen todavía mayor al de la contienda anterior.
La zafra azucarera estuvo marcada por incontables tropiezos desde el mismo
comienzo y ni siquiera el postrer cumplimiento del ingenio Jesús Rabí, del
municipio de Calimete, pudo salvar la honrilla de la provincia, al parecer
negada de plano a retomar el derrotero de los buenos tiempos.
Lo peor estuvo a cargo de los centrales René Fraga y México, donde fue necesario detener las máquinas a mitad de campaña por el cúmulo de insuficiencias que hicieron imposible encontrar una razón que sirviera de excusa para seguir moliendo. La deuda de ambos ingenios se remonta a 28 500 toneladas.
Tampoco el Mario Muñoz, el mayor coloso del territorio, pudo salirse con la suya luego de capear no pocos contratiempos y realizar intentos extendidos en este mes de mayo por recuperar el débito acumulado desde los primeros meses de molienda.
El único consuelo de este colectivo fue haber producido 27 500 toneladas de
azúcar refino, 6 000 más que en la ocasión anterior.
No sin enfrentar escollos en el proceso fabril, el Jesús Rabí cumplió su
compromiso productivo y aportó 1 515 toneladas extra plan. El central reporta un aprovechamiento de la norma potencial de molida al 74 % y un rendimiento
industrial de 9,72 %. Mucho tuvieron que ver en estos resultados el desempeño de las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) 28 de Enero, Dagoberto Rojas y Alexander Stamboliski, así como de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Los Indios, todas del municipio de Calimete.
A juicio de Ricardo Sánchez Calero, director general de la Empresa Azucarera en Matanzas,  en casi todos los ingenios los indicadores de eficiencia estuvieron por debajo de lo previsto, con demasiado tiempo perdido por roturas e interrupciones operativas, además de números deficientes en los indeterminados, en la cachaza y en la miel final.
Ello, comentó, acusa la insuficiente reparación, muy atropellada, lo cual
trascendió después a la hora de hacer las pruebas de arrancada. “Se demostró que los centrales no estaban listos”, subrayó.
Dijo que otro aspecto que estropeó la buena marcha de la zafra fue el viejo
problema de la falta de capacitación del personal, joven y sin experiencia en su
mayoría, lo cual es aún más nocivo en los puestos claves, como los jefes de
área, con mucha fluctuación a lo largo de la campaña. Entre las causas que
incidieron, tampoco descartó la falta de exigencia y control administrativo.
Comentó que para la venidera zafra es un propósito firme comenzar desde ya la capacitación de los hombres y mujeres que intervienen en el proceso fabril, a
fin de evitar las improvisaciones en un oficio tan exigente y de años.
Como saldo halagüeño mencionó la producción de derivados y el aporte a las
provincias de Cienfuegos y Villa Clara de más de 143 000 toneladas de caña.
También es positivo el rendimiento cañero, de 51,8 toneladas por hectáreas, con el municipio de Calimete a la cabeza del país con 71 toneladas. Pero aun
disponiendo de materia prima tampoco este año hubo una buena campaña.
Y ese es precisamente el mayor reproche en esta provincia, o sea, no lograr
altos contenidos de sacarosa a la gramínea. 
Reconoce Sánchez Calero que el cambio debe darse desde la preparación para la próxima campaña, de manera que se pueda moler de forma estable y con calidad desde la misma arrancada, con una estricta vigilancia de la molienda las 24 horas del día.   
En su opinión hay todavía grandes reservas en el orden organizativo para impedir indisciplinas tecnológicas y laborales, y motivar aún más a los trabajadores. A ello habría que agregar la permanente reanimación de los bateyes azucareros, tarea que no es únicamente de imagen sino de una atención integral, con calidad esmerada en los servicios que se brindan allí.
Mientras, Matanzas continúa en el grupo de las provincias incumplidoras sin dar la respuesta que tanto necesita y espera el país.
 

(Tomado de Granma, por Ventura de Jesús García)(02/06/14)


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