Oficio de delincuente

No es lo mismo vivir del cuento que estafar para vivir. Lo primero es un programa humorístico de la televisión. También puede ser la expresión de alguien que escribe y vende cuentos.
Pero estafar para vivir es oficio de delincuentes, que deben ser denunciados siempre que se detecte la mala intención de escamotear el dinero de otros, como, lamentablemente, sucede todavía en establecimientos  en los que algunos dependientes parecen no conocer el significado del vocablo honradez, que quiere decir probidad, rectitud, integridad, cualidades que de ninguna manera han pasado de moda, aunque  personas inescrupulosas se empeñen  en enterrarlas.
Los consumidores todos integramos el mayor grupo social con intereses comunes y tenemos derechos inviolables. Todos  somos consumidores de lo que  nos ofertan entidades comercializadoras de bienes y servicios, estales y privadas.
En la medida en que el mercado de oferta y demanda se ensancha, y la libreta de racionamiento cede su lugar, los conceptos de venta, compra, competencia, calidad, eficiencia en los servicios, y otros afines, elevan la esencia de sus significados y ponen de relieve cada vez más los derechos del consumidor, en particular a no ser estafados con violaciones de precios, a recibir surtidos de productos de calidad, que satisfagan la demanda solvente, así como  trato cortés y atención esmerada por parte de los vendedores, todos los días del año.
Coincido con lo expresado por los panelistas en reciente Mesa Redonda, en el sentido de que si determinadas personas consideran que el salario no les alcanza, esto no puede ser justificación para timar al consumidor cuando adquiere un producto o recibe un servicio.
En consecuencia, los propios consumidores debemos desterrar el temor a reclamar nuestros derechos y elevar la conciencia de su importancia en las relaciones económicas, en Matanzas y en todo el país.
 

(Por: Roberto Pérez Betancourt)(04/06/14)


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