Verdades y falacias alimenticias

En la propaganda comercial, a veces amparada por supuestas investigaciones académicas, se esconden verdades y mentiras sobre  propiedades nutritivas de ciertos alimentos, productos manufacturados y medicamentos confeccionados  partir de “sustancias casi milagrosas” presuntamente halladas en vegetales y animales.
Disímiles hábitos  y creencias arraigadas citan   propiedades naturales de  ciertas plantas, bebidas y comestibles, y las relacionan con sus   efectos  sobre la salud humana, pero especialistas insisten en que deben tenerse en cuenta su validación, o no, a la luz de investigaciones científicas.

En numerosas ocasiones las reveladas costumbres populares y los hallazgos de la ciencia resultan realmente curiosos y sorprendentes.
Algunas  personas aficionadas al sabor ácido  se echan el jugo puro del limón en  la boca, o chupan directamente la fruta frente a sus dientes delanteros, e indebidamente exponen sus piezas bucales al deterioro, pues en realidad  el ácido cítrico suprime minerales del esmalte de los dientes, y estos  adquieren una apariencia porosa e irregular.
El vino tinto, cuyo consumo está muy arraigado en Europa, en  países sudamericanos y otras regiones, puede resultar beneficioso para curar enfermedades inflamatorias progresivas de origen bacteriano en las encías y huesos, y otros trastornos.
Un estudio de laboratorio mostró que los polifenoles -conjunto de alcoholes aromáticos-  contenidos en el vino tinto actúan directamente sobre los llamados “radicales libres” a los que se les atribuye los daños citados, especialmente en adultos. 
También los estados de ánimo son estudiados por expertos en procura de mejorar  condiciones de vida y de salud.
En ese sentido hallaron que la risa y el buen humor contribuyen a restablecer la salud de  enfermos. Es  hecho demostrado científicamente, al igual que las investigaciones en inmunología  han revelado un vínculo estrecho entre el estado emocional de la persona y el funcionamiento de su sistema de defensa.
Resultados experimentales abren amplio campo de acción a terapias de recuperación, enfocadas desde ángulos de prevención, estimulando factores que favorezcan la autoestima,  pensamientos positivos y especialmente el buen humor y la risa.
Igualmente los factores somáticos son objeto de atención.Investigadores alemanes afirman que las personas altas están más preparadas para emprender riesgos que las de menor estatura, añaden que las mujeres son más prudentes que los hombres y subrayan que el deseo de afrontar riesgos disminuye de forma acusada con la edad.
Tales conclusiones fueron derivadas de un estudio en la Universidad de Bonn, Alemania, basado en 20 mil entrevistas a igual número de residentes  y en  experimentaciones.
Entre las verduras alabadas por sus propiedades alimentarias no puede faltar el berro, rico en vitaminas C, E y varios minerales.Su nombre científico es "nasturtium", y quiere decir ‘’que hace torcer  la nariz’.Antiguamente el berro se utilizaba en preparados farmacéuticos. Es apreciado en Europa, América y  Medio Oriente para comerlo en ensaladas y como ingrediente para preparar salsas.
Los antiguos persas consideraban  al berro alimento ideal para los niños, mientras que los romanos afirmaban que el jugo de berro tenía propiedades para combatir la caspa y la caída del cabello. Numerosas culturas afirman que el jugo de berro es eficaz para expulsar flemas y fortalecer los pulmones.
Por su parte, el ají picante, conocido como chile,  originario de Sudamérica, proviene del anawak: axi, que significa “fruto picante”. Se  emplea  como alimento y  especia, y son muy elogiadas sus propiedades para aliviar enfermedades como  la  artrosis, culebrilla, artritis reumatoide, indigestión y obesidad.
Finalmente echemos una miradita al gustado chocolate y a lo que acaban de afirma acreditados investigadores, luego de realizar experimentos bajo control sobre esta milenaria fórmula derivada del cacao, de gran poder energético. Ellos afirman que una buena taza de chocolate es capaz de estimular  niveles de alerta y atención, por ende el rendimiento mental de las personas.

(Por: Roberto Pérez Betancourt)

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente