El remedio de la Genética de Matanzas

Bradabid Oliva atiende a sus animales como debieran hacerlo todos los ganaderos. El acto de alimentarlos lo ha convertido en toda una ceremonia.“Todavía a las 8 o 9 de la noche aquí se riega materia orgánica en el campo. Algo después, cuando acaba la novela, voy y pongo comida en todos los comederos. Así ocurre todos los días”.
Oliva es un joven de carácter sanguíneo, ganadero por herencia y vocación, a
quien al parecer no le alcanza el tiempo para atender a sus terneros, y que
según supe algo después de conocerlo vive lamentándose del único animal que se le ha muerto en el presente año.
“Se asustó por la estampida de los demás animales y se hundió en el estercolero de la recría. Me lancé inmediatamente para salvarlo pero fue en balde; cayó de cabeza y murió por asfixia. Me dolió mucho porque vivo para ellos, son 282 y todos están en muy buen estado”.
El joven vaquero es el administrador de una de las tres recrías de la Granja de
Triunvirato, en la Empresa Genética de Matanzas.  Se trata de un veinteañero
consagrado a la suerte de sus crías.
Según Eradys Linares González, jefe de alimentación y agrotécnica de la
Genética; “hasta hace unos meses a esta recría debíamos enviar una carreta
repleta de forraje cada día. Con la entrada de este muchacho eso cambió.
Sembraron ocho hectáreas (ha) de kingrás y actualmente entregan diariamente unas dos toneladas (t) de forraje a los animales”.
La unidad dispone de una yunta de bueyes y en breve tiempo han construido 35 cuartones con cerca electrificada y otros 14 están en fase de terminación. Eso permite hacer un uso más eficiente de los pastos y realizar una rotación de los potreros, comenta el joven Oliva.
Precisamente la granja Triunvirato era una de las más rezagadas cuando hace ocho meses en estas mismas páginas se plasmó el incumplimiento de la Genética, responsable de más del 50 por ciento del plan provincial de producción de leche.
Entre las razones que explicaban la depresión de la Empresa trascendía la
inestabilidad de los cuadros, indisciplina tecnológica y sobre todo el volumen
de tierras inutilizadas, con más de 760 hectáreas infectadas de marabú. En los resultados se manifestaban variaciones entre las diferentes UEB, unidades y productores, con similares condiciones para todos.

ESTO NO SE PARECE EN NADA AL PASADO AÑO


La Genética vive hoy un repunte productivo, afincado básicamente en mayor
exigencia, disciplina y control. Según su director, Sergio Miguel Acosta, hasta
la fecha reportan más de 285 mil litros por encima del plan de entrega a la
industria y muestran saldos favorables en indicadores claves como la natalidad, vacas en ordeño, cuidado del rebaño y litro por vaca, aunque advierte que todavía queda un gran trecho por avanzar en todos los órdenes.
“La situación no se parece en nada a la del año pasado, y no es solo en la
producción de leche. Lo primero es que todas las granjas cumplen, no hay una
sola rezagada. Es cierto que los primeros meses del año fueron bondadosos en cuanto a las lluvias, pero lo decisivo es que cada unidad reforzó la base
alimentaria con medios y recursos propios. De todos modos, todavía en la siembra de caña y kingrás debemos ir más lejos, además de proteger al máximo las áreas de pastos.
“Un ejemplo de la reacción positiva de los colectivos, es que granjas con un
paso inestable como San Francisco y Triunvirato, acumulan hoy sobrecumplimientos en sus planes. Eso demuestra que en nuestras condiciones no existe facultad mágica para producir leche, que la clave sigue siendo la misma: la consagración del vaquero”.
Para Jesús Alfonso Alfonso, jefe de veterinaria, el cambio se expresa también en el número de muertes, que hasta la fecha se reduce en 303 menos que el año anterior. “Eso dice de la buena alimentación y del cuidado de la masa”, subraya.

SEGUIR SEMBRANDO


El éxito, según Linares González, está en seguir sembrando para ampliar la base alimentaria. “Hoy disponemos de 1 025 hectáreas de caña, 790 de kingrás y 243 de plantas proteicas. Hemos montado máquinas eléctricas para moler el forraje en varias unidades. Existe mayor conciencia de que en cada unidad deben conseguir el alimento de los animales por sus propios medios. En este sentido es vital contar con más cuadrillas de bueyes para surcar, cruzar y pasarle grada a las áreas forrajeras”.
“Darle de comer a las vacas y estar todo el tiempo con ellas”, es la filosofía
de Reynol León Ramírez, administrador de la Vaquería 75, de la Granja Cuatro,
quien expresa que el trabajo es duro y continuo para mantener una vaquería de punta.

EL SECRETO

Al término del recorrido por varias unidades de la Genética de Matanzas y del
intercambio con directivos y productores, constatamos el buen ambiente que hoy reina aquí y el deseo de todos de cumplir los contratados acordados.
Esos hombres y mujeres que se levantan a las 2 de la mañana todos los días del año, ocurra lo que ocurra, para realizar el ordeño, además de cuidar las vacas, atender las áreas forrajeras y limpiar las naves, son quienes afirman, como Bradabid Oliva que “no hay secreto, solo trabajo”.
Con vaqueros como él y el despunte productivo de la Genética, Matanzas pudiera estar de nuevo entre las provincias cumplidoras al finalizar el año.  


(Tomado de Granma, escrito por Ventura de Jesús García)

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